26. Recompensa final.

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Hubo un momento de silencio cuando los cinco parecieron en la puerta, llenos de barro, suciedad y sangre. Luego alguien gritó

—¡Ginny! , ¡Sara!

Era la señora Weasley, que estaba llorando delante de la chimenea. Se puso en pie de un salto, seguida por su marido, y se abalanzaron sobre sus hijas.

Harry, sin embargo, miraba detrás de ellos. El profesor Dumbledore estaba ante la repisa de la chimenea, sonriendo, junto a la profesora McGonagall, que respiraba con dificultad y se llevaba una mano al pecho.  

—¡Las han salvado! ¡Las han salvado! ¿Cómo lo hiciste? 

—Creo que a todos nos encantaría enterarnos —dijo con un hilo de voz la profesora McGonagall 

Sin apenas darse cuenta, Harry y Ron se encontraron atrapados en el abrazo de la señora Weasley. Harry empezó a contarlo todo. Habló durante casi un cuarto de hora,mientras los demás lo escuchaban absortos y en silencio, desde el momento en que Sara descubrió que era un basilisco lo que andaba por la escuela, cuando Hermione fue petrificada hasta la llegada de Fawkes y del Sombrero Seleccionador, que le proporcionó la espada, pero sin embargo dudo en el momento de decir la conexión que Ginny había formado con el diario, sin saber como seguir miro  a Dumbledore implorando por ayuda silenciosamente y gracias a Merlín, le ayudó.

—Las señoritas Weasley debería ir directamente a la enfermería —declaró Dumbledore con voz firme sin estar molesto ni parecer que los regañaba — Ha sido una experiencia terrible. No habrá castigo. Lord Voldemort ha engañado a magos más viejos y más sabios  

—Fue a abrir la puerta — Reposo en cama y tal vez un tazón de chocolate caliente y algunos dulces llenos de mucha azúcar. A mí siempre me anima —añadió, guiñándole un ojo bondadosamente— La señora Pomfrey estará todavía despierta. Debe de estar dando zumo de mandrágora a las víctimas del basilisco. Seguramente despertarán de un momento a otro. 

—¡Así que Hermione está bien! —dijo Ron con alegría sin que estaba aún sosteniendo a una Sara cansada que se había negado completamente a alejarse de su mellizo durante toda la explicación de Harry. 

—No les han causado un daño irreversible — respondió Dumbledore. 

La señora Weasley salió con Ginny, Sara, y el padre iba detrás, todavía muy impresionado. 

—¿Sabes, Minerva? —dijo pensativamente el profesor Dumbledore a la profesora McGonagall—, creo que esto se merece un buen banquete. ¿Te puedo pedir que vayas a avisar a los de la cocina? 

—Bien —dijo suspirando la profesora McGonagall, encaminándose también hacia la puerta—, te dejaré para que ajustes cuentas con Potter y Weasley. 

—Eso es agradable, gracias—dijo Dumbledore. 


..........

SARA

Al entrar a la enfermería la señora Pomfrey acababa de terminar de darles los zumos de mandrágoras a los petrificados cuando todos llegamos, iba en la espalda de mi hermano George a quien encontramos junto con Fred de camino y se habían negado a dejarnos sola tanto a Ginny como a mi, a pesar de los regaños de mamá y papá que deberían estar en sus dormitorios.

Del mismo modo Fred llevaba a Ginny con la cual bromeaba de vez en cuando y la asustaba con dejarla caer si se dormía.

La señora Pomfrey al vernos suspiro negando con la cabeza como si ya esperara nuestra llegada. Nos miro larga y detenidamente cuando de repente asintió, nos hizo pasar y de un momento a otro desapareció en su oficina, sin embargo más tardo en irse que en regresar y cuando lo hizo traía con ella dos vasos llenos de lo que quería creer que eran remedios para curarnos

Sara; miedo | La Melliza De Ron 2 | #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora