Capítulo 29

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20 de Febrero de 1614

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20 de Febrero de 1614

—Oye, Gracia... hemos estado caminando como por... —resopló cansado— doscientas horas y aún no vemos ningún árbol partido por un rayo.

—Eres la persona más quejumbrosa de la historia, Francisco —repuso Zaid.

Gracia rió discretamente.

—No soy exagerado, ya me cansé, es todo —su respiración estaba agitada.

Estaban subiendo una colina muy alta; las tres mujeres iban despacio, con precaución, pero avanzaban con ritmo y sin detenerse, en cambio Francisco luego de un rato caminando, se había hecho una herida en el pie izquierdo a causa de la fricción con su zapato y desde ese momento se la había pasado quejándose.

Llevaban cerca de siete horas con la búsqueda, ya habían recorrido todo el perímetro cercano a la casa de Sir Payne y, al no encontrar nada, comenzaron a peinar el resto del territorio, un trabajo exhaustivo. Gracia había sugerido utilizar los caballos de Sir Payne, pero Ana le había recomendado no hacerlo, ya que los criados podrían levantar rumores sobre los viajeros y que lo mejor sería ir a pie. Ese árbol debía estar en algún sitio, pero ¿dónde?

—Amor, ya casi llegamos a la cima —lo animó Sanja, quien también estaba cansada de caminar, pero su orgullo la hacía resistir.

Ana apretó el paso y llegó primero. Respiró hondo.

—Tampoco hay nada aquí —informó, echándose ambos lados de su capa hacia atrás. Tenía calor después de la pesada caminata.

Los demás terminaron de subir la colina y le echaron un vistazo a los árboles cercanos. Nada.

Zaid resopló.

—¡Arghh! ¿Por qué mi otro yo tenía que dar una indicación tan extraña?

—Eso fue porque tú estabas seguro de que Gracia sabría de qué árbol estabas hablando —respondió Sanja para que el chico no se sintiera culpable.

—Por favor, descansemos un poco antes de continuar, mi pie me está matando —imploró Francisco.

Ana fue la primera en sentarse en el suelo, los demás la imitaron.

El día estaba increíblemente soleado, algo poco usual en esas fechas y en ese lugar, donde el sol siempre estaba ausente. La vista era impresionante desde esa colina. Misma en la que Zaid, Francisco y Sanja habían encontrado el camino a la casa de Sir Payne. Allá abajo se erigía la enorme construcción de piedra, estaba rodeada de cientos de árboles pertenecientes al bosque, y era todo. La majestuosidad de la imagen hacía suspirar a cualquiera, el lugar comunicaba grandeza, fuerza y poder, todo lo que en ese tiempo los grandes señores buscaban transmitir.

—¡Wow, de día la vista es aun mejor! —exclamó Sanja, nuevamente sintiendo la necesidad de tener su cámara consigo.

—Vamos, Saña, tómale una foto, sé que quieres —La animó Zaid, molestándola con el sobrenombre que le había puesto.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora