Capítulo 10

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RIESGO

Camilo hurga entre los documentos de un archivador de la oficina de Rolando Meneses. Es toda una sorpresa. Están todos los antecedentes de la muerte de su padre y del de su ex amigo. Antecedentes recopilados durante muchos años, con nombres, lugares, fechas. Todos los involucrados en la red de corrupción que lleva más de veinte años haciendo de las suyas. Eso significa una sola cosa: Rolando no es un vendido, tampoco un infiltrado.

Rolando Meneses busca venganza.

Camilo duda entre llevarse aquellos documentos o dejarlos allí para lo que sea que los guarde Rolando.

―Estoy seguro que Meneses es traidor ―oye decir en el pasillo.

―Por favor, Meneses está metido hasta el tuétano en esto, lleva más años que tú y yo juntos en esta mierda, así que no creo que quiera traicionar ahora a la gente que le da de comer.

―Ahora lo vamos a saber.

Camilo aguanta la respiración en el mismo instante en que uno de los hombres gira la perilla de la puerta.

―Está con llave, por la chucha ―reclama, enojado, uno de ellos.

―¿Qué vamos a hacer?

―Vamos a esperar a que llegue y en cuanto abra, lo hacemos salir.

―O podemos pedir autorización para allanar su oficina.

―Sí, así matamos dos pájaros de un tiro: recuperamos las pruebas que tiene contra nosotros y lo hundimos. Yo, en lo personal, ya me cansé de sus aires de grandeza y superioridad.

―Tienes razón. Ya tendrá su merecido. Además, podemos ganar un bonus extra con eso.

Camilo está expectante, apenas respira, si llegasen a entrar en ese momento, estaría perdido.

―¿Qué estás pensando, Mario? ―escucha luego de un breve silencio.

―Todo el mundo sabe que hay corrupción en esta unidad, ¿qué tal si les damos al corrupto?

―¿Rolando Meneses?

―¿Quién más?

―Perfecto. Volvamos mañana entonces, ya no tenemos nada que hacer aquí.

Los pasos se alejan. Camilo no lo piensa dos veces y saca las carpetas que acusan a Rolando y las de los antecedentes de los padres de ambos. Espera un momento y sale por la ventana, tal como entró, amparado por la oscuridad de la noche sin luna.

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―Esto se está pasando de la raya, Echeverría ―censura el diputado―, no puede ser que se haya desaparecido un camión repleto de gente. Es imposible.

―No sé qué sucedió, todos nuestros hombres están buscando...

―¿Y no se te ha ocurrido que esos mismos hombres son los que te han traicionado?

―Pues...

―¿Tú crees que esto iba a suceder solo? ¿Piensas que nadie se iba a dar cuenta que el camión se había desviado?

Bernardo se queda callado, no sabe qué decir, está consciente que la pérdida de la mercancía no es un evento fortuito, alguien de dentro está boicoteando sus negocios; este no es el primero, sí el más importante.

―¿Qué vas a hacer para solucionarlo? ―interroga el político.

―Averiguar hasta dar con los responsables, señor. No se preocupe.

Por ti, por mí, por ellos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora