Capítulo seis

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Publicado: ‎01-22-2014 10:17 PM

Capitulo seis

Todas las clases que había tenido con Harry él se había empeñado en guiñarme el ojo cada vez que nuestras miradas se cruzaban. Era incomodo, pero me gustaba. Y la rubia hueca de Rachel lo había notado también. Me había encerrado en el baño con la estúpida idea de querer separarme de Harry porque en su mente él era su "pertenencia". Si yo quería a Harry como amigo ella no se iba a meter.

Me había querido golpear pero se terminó llevando un susto de muerte cuando la azoté contra una de las puertas de los baños pidiéndole (muy amigablemente) que me dejara en paz. Ella y sus 'clones' habían salido boquiabiertas y con la impresión marcada en sus rostros. Nadie se metía conmigo.

Cuando llegué a casa, comí unas ricas hamburguesas con puré que había dejado ya preparadas en la mañana. Luego de haber terminado mi "mini" almuerzo me coloqué unas calzas cortas, zapatillas deportivas y una musculosa ajustada y salí a correr.

Ruest no era un pueblo el cual le afectara mucho el calor gracias a las expansiones que estaba teniendo. Poco a poco nos íbamos convirtiendo en una ciudad más, por lo cual solo esperé a las cuatro de la tarde para ir a la plaza central llena de lomadas y poca llanura para hacer mis entrenamientos.

Mis padres siempre me traían hasta ese lugar para que me tirara de las barrancas con un pedazo de cartón debajo del trasero, como un trineo para pobres. Pero yo era feliz, porque cada vez que llegaba al final, sabía que mi madre estaría esperándome allí con una sonrisa pero de un momento a otro ya no había estado más y mi padre y yo habíamos dejado de concurrir.

Después de unas diez vueltas a la cuadra, compré un agua saborizada y me senté en uno de los banquitos viendo a las personas charlar y parejas compartir beso. La imagen de Harry pasó por mi cabeza y pensé «Me gusta». No pensaba retractarme, Harry me gustaba. No era que ahora me iba a tirar a sus brazos. Sería un secreto para mí misma.

Cuando estaba disfrutando tranquilamente del sol dejando que los rayos tocaran mi piel placenteramente una sombra lo tapó. Estaba preparada para insultar a quien fuese cuando me desencandilara pero un rubio apareció frente a mí.

-Hey.-saludó. Abrí mis ojos sorprendida.

-¡Max!-me paré de un salto lanzándome a sus brazos.

Max era el hijo menor de Mike. Era como el hermano que nunca tuve. Yo le llevaba un año de diferencia, él tenía quince años pero era más grande que yo. Bueno, literalmente todo era más grande que yo. Habíamos pasado todo un año juntos en el que me di cuenta que "las almas gemelas" de uno, no eran solo relacionadas a las parejas. Él era mi mejor amigo, me había protegido cuando tenía catorce y estaba perdida y me había enseñado a superar mis momentos suicidas en lo que me auto lesionaba. Había estado allí cuando más lo necesitaba. El practicaba tenis por lo que se tuvo que ir todo un año de intercambio a Asia. Lo había extrañado ¡Vaya que sí!

Luego de deshacer nuestro abrazo, él se sentó en el pasto junto a mí. Tomó un poco de su agua y me observó.

-Cada vez estas más linda, ____.-comentó. Yo sonreí mostrando mis dientes.-Pero sigues estando enana, así no.

Yo reí golpeando su hombro.

-Eso es ser malo. Dime, ¿Cómo te fue con los chinitos?-alcé mis dedos a mis ojos achinando mis ojos. Max rió.

-Bueno, cuando llegué al hotel había una señora que tenía el pelo tan corto que parecía su hijo. Los terminé confundiendo y me gané un gran golpe.-hizo una mueca recordando su anécdota. Reí.-¡Hey! Sabes que no soy bueno en recordar rostros y más cuando son todos iguales.-dijo dándome un suave empujón.

3,2,1, ¡Pelea!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora