Yuuri Katsuki y Yuri Plisetsky son dos grandes amigos desde hace varios años, ambos trabajan en las termas de la familia Katsuki, pero esa amistad ha comenzado a tornarse en algo mas, Yuri Plisetsky llamado Yurio para diferenciarlo, ha desarrollado...
Yurio caminaba por la costa, aun no entendía por qué al llegar ese huésped salió del lugar.
Sin embargo al recapitular un poco pensaba que por fin había encontrado un poco de valor y una pequeña oportunidad de hablar con Yuri aquello que comenzaba a carcomerlo por dentro.
Encontró en el camino una piedra que pateo con fuerza, tal vez un poco más de la necesaria puesto que salio volando hacia el mar.
Se recargo en el barandal de la acera perdiendo su mirada hacia el mar, comenzaba a oscurecerse y aunque no sabía con qué excusa llegaría, debía volver.
Un largo suspiro salió involuntariamente y no pudo evitar sorprenderse. Llevaba cuatro años ya en Japón, durante los cuales su amistad con Yuuri se había fortalecido día a día, aunque ahora en él había surgido algo más.
Con sus manos en las bolsas de su chaqueta y el gorro sobre su cabeza y no sin antes dar una patada a la barandilla regreso a las termas sumido en sus pensamientos y con la mirada en el suelo.
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-Yurio - la voz de Yuuri lo recibió, estaba en el mostrador con esa mirada que delataba que estaba pensando demasiado, Un tazón vacío estaba a su lado, ya había tomado la cena.
-Cenaste sin mi - contesto a modo de saludo quedándose a mitad del lugar.
-Estaba preocupado y tenia hambre - el japones bajo su mirada al tazón y cuando la levanto de nuevo se veía agitado - Por qué te fuiste así?
Era obvio que le preguntaría Yuuri no era de las personas que se quedaban con dudas o inquietudes, al menos cuando tenia cierta confianza y Yurio lo sabia de sobra, razón por la cual paso casi todo el camino pensando una excusa que no encontró.
-Me sorprendió ver a alguien de Rusia después de tanto tiempo - agradeció internamente que le fuera tan fácil mentirle a Yuuri, aunque esta vez fue más fácil y solo era una mentira a medias.
Solo asintió y acomodo sus lentes, el joven ruso se percato de que algo rondaba en la mente de su mejor amigo.
No le dio la oportunidad de preguntar o formular una teoría.
-Ese hombre me hizo una propuesta.
Yurio se quedó helado al escuchar la palabra propuesta, mil cosas pasaron por su mente.
-Qué? - pregunto con un volumen un poco más alto del necesario - que él que?
Yuuri le hizo señas para que se acercara más al mostrador - quiere que seamos sus guías de turismo.
Yurio no pudo hacer nada más que quedarse incrédulo, pero tambien aliviado - tú con trabajo conoces la costa, como serás guía de turista? - dijo el rubio intentando mantener su tono irónico y no mostrar su agitación.
-Eso mismo le dije, que el mejor para este trabajo eras tú, pero dijo que en ese caso nos quiere a ambos.
"en ese caso?" se preguntó Yurio y encarno una ceja, aún tenía la capucha levantada y sus manos en las bolsas de su chamarra se hicieron un puño "así que solo lo quería a él?"
-No - contesto tajante bajando la mirada para que su rostro quedara cubierto.
-Yurio, vamos di que si.
Si hubiera podido ver sus manos el joven rubio habría notado que sus nudillos comenzaban a ponerse blancos.
-¿Por qué tanta insistencia? - su voz apenas era un susurro conteniendo el enojo.
-Nos pagara bien y podremos conseguir más rápido los fondos para viajar.
Su mente quedo en blanco, no esperaba esa respuesta de Yuuri, la sorpresa se reflejó en su rostro aún más cuando el japonés salió del mostrador y se acercó a él
-Está bien - dijo casi involuntariamente.
Yuuri lo abrazo haciendo que la capucha resbalara de su cabeza, sus mejillas enrojecieron, con timidez levanto los brazos y le devolvió el abrazo.
