El clima en Japón era muy diferente al que había en Rusia, motivo por el cual se despertó a una hora poco esperada.
Dio un par de vueltas en la cama antes de tomar su celular y observar la hora.
Dos de la mañana.
Ya no sentía sueño, ¿sería por el cambio de horario?
Cerro los ojos y recordó a Yuuri caer sobre él al igual que el Katsudon, no lograba identificar qué era lo que más lo había desconcertado, el hecho de que no le importó que lo haya ensuciado o el haber tenido al japonés tan cerca.
Su mente estaba dando vueltas.
¿Qué había ido a buscar a Japón?
Era claro que estaba cansado de la vida de negocios que llevaba en Rusia, siempre a las prisas, atendiendo las llamadas urgentes, los papeleos, en los cinco años que llevaba como CEO de aquella agencia dedicada a la moda no se había dado un respiro.
Hasta hoy.
Y a decir verdad no tenía muchas ganas de regresar, había dejado a su amigo Chris al mando, sabía que el lograría manejarlo todo.
Su vida no había sido exactamente lo que él quería.
Se había preocupado en estar siempre a la vanguardia, sorprender a la gente con los nuevos diseños que lanzaba su agencia, estar presente en todos los festivales de moda, que su nombre fuera conocido en todos lados…
Ahora que lo pensaba al parecer esos dos chicos que lo atendieron no saben nada de él, lo trataron como un cliente más, el pensarlo le dibujo una sonrisa, había escogido un buen lugar.
Debió de haberlo imaginado, Hasetsu no figuraba siquiera dentro de los primeros cien lugares para vacacionar en Japón y a nivel internacional ni siquiera figuraba en alguna lista.
Pero algo sí que extrañaba.
Su hermoso perro que era su única compañía cuando regresaba a altas horas de la noche a su apartamento.
Makachin.
Chris estaba cuidando de él, pero la verdad, era que lo extrañaba.
Sabía que no volvería a conciliar el sueño así que decidió levantarse para dar un pequeño paseo, aunque fuera solo en el hotel.
Se percató que tenía hambre, puesto que el katsudon había quedado en el suelo y no pudo cenar.
¿Qué pasaría si voy a la cocina y tomo un aperitivo? Se preguntó mientras se cubría con la yukata del hotel.
Al salir el delicioso aroma de algo salteado.
Sin pensarlo dos veces y guiado por el aroma, ¿acaso los dueños se levantaban tan temprano para preparar la comida del día?
Se quedó congelado antes de entrar a la cocina.
Escucho risas contenidas.
Se quedó recargado en la pared, ¿Cómo había logrado identificar tan fácil la risa del japonés? Pero, ¿con quién podría estar? Lo más seguro es que con su compatriota.
Pensó por un momento, ¿sería correcto entrar?
-Esto esta delicioso – la voz de Yuuri se escuchó un poco más fuerte, dame otro plato.
-Si sigues comiendo tanto no podrás dormir – estaba en lo cierto, Yurio estaba con él y se escuchaba diferente a esa mañana.
-Ya dormí demasiado – contesto Yuuri como queriendo hacer un berrinche.
Viktor se debatía entre dar media vuelta y regresar a su habitación o entrar a la cocina.
-Tú, pero yo no he ido a la cama en toda la noche.
-Vamos Yurio, tu siempre te desvelas, por cierto que es lo que estabas haciendo tan tarde?
-No te importa.
Viktor no soportaba más, quería entrar, algo lo estaba jalando hacia la cocina, tal vez era el hecho de querer ver a Yuuri tan tranquilo, se había quedado con la imagen de verlo salir del comedor cabizbajo.
Dio tímidamente un paso hacia la puerta y la cortinilla le tapaba aun la vista, con cuidado la hizo a un lado.
-Creo que están llevando una cena, quisiera unirme.
-Claro, pase – Yuuri de inmediato le dedico una sonrisa.
-Quiere decir que tiene hambre? - la actitud y el tono de Yurio había cambiado completamente.
-Bueno, no la tendría si cierto joven no me hubiera bañado en comida – lo dijo con un tono bromista pero el japonés se sonrojo apenado.
-Tal vez quiera un poco de leche – Yurio no hizo caso al comentario mientras se dirigía a la nevera.
-Tal vez puedas darle un poco de la verdura que preparaste Yurio – Viktor no podía apartar la mirada del joven japonés, le era difícil creer que existiera una persona que si bien su timidez se notaba en su voz era alguien que al parecer se preocupaba por los demás, demasiado transparente, alegre y tranquilo…
El fuerte sonido del plato dejado delante de él lo saco de sus pensamientos.
-Aquí tiene - la voz de Yurio era contenida – me voy a dormir, te quedaras Yuuri?
Mi mirada se centró en esos ojos café del joven pidiendo en silencio que se quedara.
-Yuuri… - lo apremio el rubio desde la puerta.
-Me quedaré un rato más.
Es posible que la sonrisa que sentí que se formaba en mi rostro haya sido muestra suficiente de la felicidad que me hacía que él se quedara.Bueno aquí quise poner un poco de la vida de Viktor, espero que no se les este haciendo aburrida la historia.
Su~
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No te alejes de mi
FanfictionYuuri Katsuki y Yuri Plisetsky son dos grandes amigos desde hace varios años, ambos trabajan en las termas de la familia Katsuki, pero esa amistad ha comenzado a tornarse en algo mas, Yuri Plisetsky llamado Yurio para diferenciarlo, ha desarrollado...