Yuuri Katsuki y Yuri Plisetsky son dos grandes amigos desde hace varios años, ambos trabajan en las termas de la familia Katsuki, pero esa amistad ha comenzado a tornarse en algo mas, Yuri Plisetsky llamado Yurio para diferenciarlo, ha desarrollado...
Yuuri había arreglado la mesa, para que el huésped pudiera tomar la cena, Yurio se veía extraño y tal vez un poco molesto cuando le dijo que él se encargaría de la cena.
No pudo evitar comparar un poco a Viktor con Yurio, o al menos intentarlo.
Ambos eran de Rusia, eso era evidente que se reprendió un poco mentalmente de iniciar con eso.
El rubio llevaba tiempo viviendo en Japón pero aun recordaba su hogar con añoranza, recordó aquella vez cuando cruzó por primera vez a Yurio en las termas, parecía que huyera de algo, no hablaba y se la pasaba todo el día en la costa.
Era algo similar con Viktor, o eso suponía, quien llegaba en temporada baja y solicitando una estancia indefinida en este lugar? No pareciera que huyera, pero no tenia planes de regresar.
Eran de edades diferentes, sin embargo pareciera que son mas maduros, que han vivido cosas que los han hecho ver las cosas distintas.
Escuchaba a Yurio caminar en la recepción, su llegada también había sido inesperada pero había sido como un rayo de luz en su día a día.
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-Yuuri puedes ayudarme a preparar la habitación para el huésped que llego?
Mary, su hermana le pidió a través de la puerta entreabierta.
El pelinegro estaba sentado en su cama observando por la ventana pensando que podía hacer, estaba aburrido, sus días consistían en ir al instituto, tomar sus clases y mantener sus notas, regresar a las termas y ayudar en lo que se presentara, llegar la noche e irse a dormir.
-Voy - contesto con desgano, el semestre había terminado lo que significaba que pasaría todos los días en casa.
Llego a la habitación y escuchó ruido del otro lado de la puerta, a caso el huésped ya había ocupado el lugar, se acerco y hablo con suavidad - puedo pasar?
- Ahhh! - era una voz clara con un lindo timbre aunque se escuchaba harto dijo algunas cosas que no logro entender y después un sencillo "pasa".
Al abrir parecía que un tornado paso por el cuarto, pero su atención se centro en el rubio de ceño fruncido que lo miraba intensamente.
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Su mente estaba tan distraída recordando aquel primer encuentro que no se percató cuando Viktor llego hasta que lo vio recargado en el marco de la puerta.
-Esta listo - en su mente aun estaba la expresión hostil del joven ruso pero su atención se enfoco en el de cabellos plateados - lleva mucho tiempo ahí esperando? - preguntó para llenar el silencio.
-Dejemos las formalidades Yuuri, puedo llamarte así? – pregunto al entrar y sentarse a la mesa.
-Claro.
-No sabía que la preparación del Katsudon llevara tanta concentración.
-No, es solo que estaba pensando en otras cosas – dejo el tazón frente a Viktor pero se quedó sentado sin mirarlo.
-A si? – probo el katsudon - Delicioso.
Levanto la vista y vio esa sonrisa tan característica del ruso, sintió como sus mejillas se encendían un poco, no era la primera vez.
-Es mi platillo favorito – soltó de pronto.
-Entonces cena conmigo – dijo mientras levantaba el tazón y se lo ofrecía.
Titubeo un momento pero estiro los brazos para tomarlo, sus dedos rozaron los de él y el agarre sobre el Katsudon de ambos se fue haciendo que cayera sobre la mesa.
-Lo siento yo – Yuuri reacciono de inmediato y se levantó para acercarse a Viktor y ver que estuviera bien, pero no se percató que el katsudon se había derramado también sobre el piso haciéndolo resbalar y caer casi sobre él.
- Lo siento yo…
Su voz quedo atorada en su garganta al ver los ojos azules del ruso tan cerca de él.
Su respiración se aceleró cuando sintió los dedos de Viktor en su mejilla.
-No te lastimaste?
La voz en un susurro lo hizo perderse más y no pudo contestar, lo miraba fijamente y sentía el tacto tibio del ruso en su mejilla, quería acercarse…
-Que sucedió?- Yurio entro con la voz un poco más alta de lo necesario observando la escena que tenía delante de él.
Yuuri salió de su ensimismamiento y se levantó con cuidado mirando a Yurio.
-El katsudon se resbalo de mis manos y al querer arreglarlo caí – su voz era un susurro, que estaba haciendo?
Levanto a su vista a Yurio tenía una expresión extraña, no se atrevía a mirar a Viktor.
-Yuuri, yo me encargo – el joven ruso conocía demasiado al japonés, sabía que algo le pasaba – ve a descansar.
Se dirigió a la puerta donde estaba Yurio, pudo sentir la mirada de Viktor y casi podría escuchar las palabras no dichas
