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El silbido del calentador de agua empezó a sonar en toda la cocina, Chanyeol dejo a un lado el cuchillo con restos de mantequilla de maní y mermelada de frutilla a un lado de su pan integral, dio dos pasos a la derecha pero cuando intento tomar la jarra caliente siseó de dolor, no pensó en que estaría caliente la agarradera.

-Mierda..., - maldijo en voz alta llevando la punta de su dedo quemado a los labios para tratar de aliviar un poco el ardor.

Su teléfono que descansaba en la pequeña mesa cuadrada en el centro de la cocina empezó a vibrar con esmero, se giró hacia el costado de la mesa para mirar quien era que lo llamaba a las siete treinta de la mañana. El nombre de su agente aparecía en la pantalla parpadeante una y otra vez, se apartó un poco sus rulos un tanto descolocados por la hora del día y deslizo su pulgar en el táctil del celular y llevo el teléfono a la oreja.

-Buen día Jung ¿ocurre algo?, - contestó volviendo a girarse para ir hasta el calentador y esta vez tomó la agarradera con una toalla de cocina y verter un poco de agua en su taza que ya esperaba con un espléndido y oloroso café destilado.

Miró como el pequeño humo de su café flotaba hacia arriba en pequeñas ondas mientras escuchaba al señor Jung explicar sobre unos documentos que no firmo y eran importantes para el proyecto que el que lo había contactado aquella empresa farmacéutica. Chanyeol ante la información elevo un poco el micrófono de su celular para que el hombre no escuchara su resoplido de molestia. Ese día tenía planeado no hacer nada que tenga que ver con su trabajo y sus amigos. Él solo quería descansar de todo lo que le entornaba.

-Bien, - suspiró cerrando los ojos, - ¿Y cuáles son eso papeles que tengo que firmar? ¿En serio son importantes como para que me molestes un sábado a tan solo las siete de la mañana?, - preguntó realzando su molestia en su tono de voz.

-Lo siento mucho por las molestias señor Park, - su agente se disculpaba mientras indagaba sobre los documentos y Chanyeol largó aire caliente de entre sus labios girándose a la ventana que mostraba un panorama completo a la calle principal del vecindario en el que vivía, estrechó un poco los ojos al notar algo fuera de lugar dando unos pasos adelante y limpiar un poco el vidrio con la palma de su mano, sorprendiéndose al ver un camión de mudanza estacionado en la pequeña casa de dos plantas al frente de la suya y sobre todo porque esa casa era de...

-Señor Park ¿sigue en la línea?

La voz del hombre al otro lado lo volvió en sí. -Eh, sí. Pase por mi casa a las cuatro de la tarde. A esa hora estaré libre. - Su voz se mostró en esta ocasión más impositiva sin ninguna opción más, colgó la llamada y deslizo su teléfono de su oreja con pereza para asentarlo en el mismo lugar de antes, viendo como su taza de café había dejado de humear y a un lado descansaba su emparedado demasiado dulce para el gusto de sus amigos pero que para él era una buena manera de comenzar un días más.

Chanyeol entrecerró los ojos con la vista en su desayuno recordando que alguien estaba mudándose en la antigua casa de Junmyeon, una de las casas que ambos habían comprado al mismo tiempo años atrás y que el mayor en ese instante al parecer había tomado la decisión de rentarla alegándole que no la vendería, devolviéndole la paz a Chanyeol incluso si sabía que su amigo ahora disfrutaba de un lujoso departamento en uno de los tantos edificios sofisticados con vista completa al rio Han justo al otro extremo de donde él había criado raíces.



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Esa tarde luego de que el aburrimiento lo terminara de consumir mientras estaba en el sofá de la sala de su casa con el control remoto entre sus manos y de que su agente se hubiera retirado con los estúpidos papeles ya firmados. Decidió dar un paseo por el vecindario para tratar de despejarse de eso que lo estaba carcomiendo no importándole que afuera incluso si eran cerca de las seis de la tarde todavía persistiera una fina llovizna sobre la ciudad.

Blue Sky | Chankai Donde viven las historias. Descúbrelo ahora