Conociéndote (ruggarol)

CAPÍTULO XVIII: Rupturas que dejan cicatrices.

"She has dreams to be an envy, so she's starving. You know, covergirls eat nothing. She says: beauty is pain and there's beauty in everything. What's a little bit of hunger? I could go a little while longer, she fades away. She don't see her perfect, she don't understand she's worth it."

(Ella sueña con ser envidiada, por eso muere de hambre. Ya sabes, las chicas de portada de revista no comen nada. Ella dice que la belleza es dolor y que hay belleza en todo. ¿Qué sería algo más de hambre? Podría aguantar un poco más, se está desvaneciendo. Ella no se ve perfecta, ella no entiende que vale la pena.)

Me quito los auriculares y detengo el reproductor de música antes de comenzar a llorar con esa canción. Parecía que fuese apropósito: todo se reducía a eso. Y estaba harta de luchar y de negar lo que estaba pasando. Mi cansancio mental superaba todo. Me superaba a mí. Era una continua pelea entre mi cabeza que me decía que no comiera, y mi cuerpo que me pedía a gritos algo de alimento. Mi cabeza ganaba siempre. Todo se me estaba yendo de las manos, estaba segura que ya había caído en una anemia y que mi peso seguía disminuyendo notablemente. Pero no me importaba. Disney Channel estaba consumiendo mi vida y me estaba arrebatando lo que más quería: Ruggero. A pesar de que habíamos decidido seguir con la relación en secreto, ya no era lo mismo. No teníamos comunicación, casi nunca pasábamos tiempo juntos, él se había mudado con Candelaria y sólo lo veía en grabaciones. Muchas veces intentaba consolarme pero no había forma: no había palabras que pudiesen calmar el dolor que sentía y las promesas se las había llevado el viento. Además, teníamos productores cerca todo el tiempo para mantenernos alejados. Vivía en una pesadilla de la que no veía la hora de poder despertar.

-Karol, llegamos.-me dice mi mamá y me bajo del auto para ingresar al set.

Al entrar, me encuentro con miles de productores dando vueltas y preparando todo para la grabación. Intento buscar a Valentina y a Michael pero mi mirada se encuentra con la del italiano. Intento ignorarlo pero lo veo caminando hacia mí. Mis piernas comienzan a temblar y mis manos a sudar. Justo como la primera vez que lo vi.

-Karol..-dice con su mirada apagada-Sabes que necesitamos hablar, no aguanto más la distancia que hay entre nosotros. ¿Qué nos está pasando?-dice e intenta tomar mi mano pero yo zafo de su agarre y veo si alguien nos estaba vigilando.

-Ruggero, yo no fui la que puso la distancia entre nosotros. Y tengo claro que vos tampoco lo hiciste. Se nos fue de las manos. Ya no sé qué hacer, qué pensar o cómo va a terminar todo esto.-hago una pausa y cuando estoy por comenzar a hablar, un productor nos sorprende por detrás y saluda a Ruggero. Lo miro con odio.

-Ey, Rugge!-dice el productor palmeando a Ruggero por la espalda-Me enteré lo del viaje con Cande. Te felicito, espero que lo disfruten.-dice para luego mirarme y alejarse de nosotros.

-¿Qué viaje?-antes de tener tiempo para pensarlo, mi boca pronuncia las palabras.-¿De qué viaje está hablando, Ruggero?

-Karol, yo te lo iba a decir. La productora quiere que nos vayamos a Punta Cana de vacaciones para hacer más creíble la relación. Intente negarme pero fue imposible. Nos vamos la semana que viene en el break de grabaciones. Antes de los shows.

Sin darme cuenta, una lágrima corre por mi mejilla y decido salir de allí cómo sea.

***

No sé cuánto tiempo paso desde que me encerré en mi camerino a llorar. Valu, Mike y mi mamá intentaron hablar conmigo pero no hubo caso. No dejaba de llorar y de gritar. Al final, me dejaron descargarme sola. No podía creer lo que estaba pasando. Ruggero se iría con Candelaria de vacaciones. ¡DE VACACIONES! Y yo acá sufriendo por todo lo que pasaba. Estaba siendo egoísta, lo sabía, el italiano también sufría. El sonido de la puerta abriéndose me saca de mis pensamientos y un Ruggero con ojos rojizos y cristalizados aparece. Verlo así me partía el corazón. Se acerca a mí comenzando a llorar y no dudo en correr a abrazarlo. Los dos no podíamos evitar llorar. Era todo tan injusto. Después de unos minutos abrazados, me separo de él y lo invito a sentarse para poder hablar.