CAPÍTULO IV: Argentina.

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-Señores pasajeros, les informamos que el vuelo con destino a Buenos Aires, Argentina, está iniciando su aterrizaje. Por favor, abrochen sus cinturones y coloquen sus asientos de forma derecha.

Abrí mis ojos y una ráfaga de sol me encandiló mientras la gran Buenos Aires se hacía notar. Era mi primera vez en un avión. Las primeras horas las disfruté muchísimo pero luego el sueño me venció, y mi querido México quedó atrás. Miré a mi mamá, sentada a mi lado, quien hablaba concentrada con uno de los productores de la serie. Miré a mí alrededor y pude ver a Valentina charlando animadamente con Michael. Y no pude evitar mirarlo a él. Al lado de Michael, durmiendo plácidamente, se encontraba Ruggero acurrucado en el asiento. Era muy tierno. Parecía Rilakkuma, mi osito de peluche, al que podías abrazar por horas. Ruggero comenzó a desperezarse y yo me di vuelta automáticamente. Esto tenía que terminar. No podía seguir pensando en él.

Minutos después aterrizamos en la hermosa Buenos Aires. Bajamos del avión y los productores fueron en busca de nuestro equipaje. Un mediodía de sol brillante nos dio la bienvenida al país cuando salimos del aeropuerto. Valentina se me acercó y después de un gran abrazo me expresó lo feliz que estaba por haber vuelto a su hermosa ciudad. Todos juntos nos dirigimos a las grandes camionetas que estaban esperando por nosotros. Cargaron nuestro equipaje y llegó el momento de despedirnos. Cada uno se iría a su casa, y por mi parte, mi mamá y yo nos iríamos a conocer nuestro nuevo hogar al que tendríamos que mudarnos en cuestión de meses. Abracé a Valentina por última vez y me despedí de ella hasta la próxima. Con Michael hicimos un saludo muy mexicano abrazándonos. Estaba segura que él iba a ser quién me conectase con México. Saludé a los productores y sentí por detrás unos brazos rodeando mi cintura y elevándome en el aire. Sabía que era él. Sonreí y Ruggero comenzó a reír. Lo miré y esas famosas mariposas comenzaron a revolotear en mi panza. "Nos vemos mañana, Karolcita" dijo y después me abrazó. Quedé paralizada por un momento viendo como se subía al auto y partía vaya uno a saber dónde. Subí a mi camioneta y comencé a pensar como haría para sacarlo de mi cabeza si ya se había instalado en mi corazón.

Conociéndote (ruggarol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora