Conociéndote (ruggarol)

CAPÍTULO XIII: Ruggarol.

El último día en el set había llegado. Grabaríamos el último capítulo de Soy Luna y de ahí en más, todo se basaría en disfrutar de la serie en la televisión, de visitar más países todos juntos y de recorrer programas con nuestra música. Eso era una de las cosas que más me emocionaba. Además, la productora estaba planeando los shows que daríamos en algunos meses. Nos habían dado la noticia que nos presentaríamos en el Radio Disney Vivo en Argentina y también en Chile. ¡Wow! Aunque compartiríamos escenario con otros artistas, iba a ser la primera presentación en vivo con todo el elenco. Ansiaba por ese día.

Desde que habíamos llegado a Argentina nuestra mente estuvo puesta en las grabaciones. Habíamos grabado los 10 capítulos restantes y hoy grabaríamos la última parte del episodio 80, donde Luna y Matteo confesarían sus sentimientos y se dirían adiós por un tiempo. Además de que Matteo besaría a Luna. Es decir, Ruggero me tendría que besar. ¡Y no podía esperar por eso! Porque por fin podríamos mostrar nuestro amor en público aunque estaríamos en la piel de nuestros amados personajes. Ruggero y yo seguíamos en la misma situación que antes: todo era un secreto. En las grabaciones, con ayuda de Valu y de Mike, nos escabullíamos donde nadie nos podía encontrar así compartíamos tiempo solos por un rato. Estar entre sus brazos era la mejor parte. En ellos me sentía segura, a salvo, sentía que nada ni nadie podría hacerme daño estando así, abrazada a él. Nuestro vínculo se hacía cada vez más grande, y nuestro amor crecía día a día. Ruggero me hacía sentir millones de sentimientos con una sola mirada. Con una sola mirada me transmitía todo lo que su corazón sentía. Y eso era algo hermoso.

¡CHICOS! ¡A grabar! se escuchó y todos salimos disparados al set después de un retoque de maquillaje y peinado. Era una de las escenas más especiales la que estábamos por grabar. Nos pusimos en posición y el sonido de la claqueta dio el pie para que Luna entrara en escena.

-¡Luna!-escucho a Ruggero decir, y me doy vuelta para verlo.

-Chico fresa, ¿qué estás haciendo aquí? Pensé que ya te habías ido.-digo con un tono triste.

-Sí, me estaba yendo-dice él y le sonrío-pero no podía irme sin despedirme de la chica delivery.-los dos sonreímos y él continúa con sus líneas.-Aunque creo que ahora el chico delivery soy yo: vine a traerte esto.-dice y me muestra la peculiar medallita de Luna. Le sonrío, me doy vuelta y Ruggero coloca la medallita alrededor de mi cuello. Me pareció extraño que no hayan cortado la escena. Usualmente así era cómo grabábamos. Le resté importancia y seguí concentrada en la actuación.

-Matteo, neta, no lo puedo creer.-cuando abrocha la medalla, me doy vuelta para mirarlo.-Siempre que te necesito estás ahí para ayudarme.-le sonrío pero su cara demuestra tristeza, y a pesar de saber que sólo está actuando, muero por llenarlo de besos.-Sabes, yo no quería que te fueras sin antes decirte..

-¿Decirme qué?-me interrumpe, suspiro y acaricio su mejilla cariñosamente con mi mano.

-Matteo, no te quiero perder.-digo con ojos tristes.

-Yo tampoco quiero perderte, Luna.-me dice y me toma de las manos; que su piel entre en contacto con la mía todavía me daba cosquillas en el estómago.-Llegaste a mi vida como un huracán, y revolucionaste todo. Eres Luna y brillas como el Sol.-le sonrío y comienzo a decir mi parte.

-Cuando sigues tu corazón se ilumina todo, ¿lo ves?-digo, pero la cara de Ruggero sigue fingiendo tristeza.-Cuando estamos juntos siento como si nos envolviera la luz de mil estrellas. Te quiero muchísimo, Matteo. No hay distancia que cambie lo que siento por ti.-pronuncio y ambos demostramos dolor en nuestra mirada.

-Te voy a extrañar, chica delivery.-dice él con la voz quebrada. Mi corazón se derretía.

-Y yo a ti, chico fresa.-respondo y nuestros ojos se encuentran una vez más antes del gran final. Verde y Marrón juntos. Ruggero me mira y, agarrando mi cara con delicadeza, une sus labios con los míos. Era un beso dulce y necesitado. Necesitado por Luna y Matteo. Pero también necesitado por nosotros dos. Ya no fingíamos más, esos dos que estaban en escena eran Ruggero y Karol. Habíamos dejado de interpretar a Luna y a Matteo hacía mucho tiempo.

***

Después de una ducha caliente, salto a mi cama y me refugio entre mis cálidas sábanas. Agarro mi celular y comienzo a checar mis redes sociales. Justo antes de salir de Twitter, una foto y un nombre raro me sorprenden. Era el tweet de una fan.

@karolshines: Si no shippeas Ruggarol no sé qué tenes en la cabeza. ¡Me muero de amor con estos dos!

Adjuntada al tweet veo una foto mía y de Ruggero que el italiano había subido a Instagram hacía pocos días. Sonreí tontamente al verla. Volví a leer el tweet. ¿Ruggarol? No podía creer que las fans habían combinado nuestros nombres y habían creado un ship. Busqué el mismo nombre en el buscador y un montón de fotos mías con Ruggero aparecieron junto a miles de tweets pidiendo que estemos juntos. ¡Cuánto me gustaría poder decirles la verdad! ¡Cuánta tristeza me daba tener que ocultar esto que sentía! Aunque estaba segura que iba a terminar pronto. Ruggero lo había prometido.

Mientras mi mente seguía sacando conclusiones se escuchó la puerta abriéndose y mi mamá, acompañada de una bandeja con una taza de chocolatada y galletas, entró al cuarto. Con una sonrisa en su cara, apoyó la bandeja sobre mis piernas y se sentó en la cama. Mi mirada se dirigió a la comida. Negativo. No iba a comer. Comenzamos a hablar de varios temas tales como la segunda temporada de Soy Luna, mi carrera, Ruggero, mi familia en México, entre otras cosas. Siempre disfrutaba tener momentos a solas con mi mamá. La pasábamos súper bien juntas y sabíamos que siempre estábamos la una para la otra. Luego de un rato de diferentes charlas, ella dejó mi cuarto para irse al suyo a descansar. Agradecí mentalmente que no haya notado que la bandeja estaba intacta. La dejé sobre la mesa de noche y apagué las pequeñas luces que colgaban sobre el respaldo de mi cama. Muchas veces me asustaba de mí misma; algunas veces rechazaba la comida que me ofrecían porque verdaderamente no tenía hambre y otras tantas veces la rechazaba porque estaba negada a comer. Me veía gorda, y flaca a la vez. Era como si me hubiesen metido un chip en la cabeza que decía constantemente "sos gorda", como si una voz inconsciente en mi mente me hablara cuando estaba a punto de comer algo. A veces me miraba al espejo y veía cosas que no me gustaban. Me quedaba en ropa interior y enumeraba cada defecto que veía en mi pequeño cuerpo, que desde mi punto de vista, de pequeño no tenía nada. Odiaba cuando me pasaban esas cosas, odiaba esos momentos, odiaba esos días, odiaba verme así, odiaba mi cuerpo, me odiaba a mí misma por ser cómo era. Entre los pensamientos oscuros y la penumbra que inundaba mi cuarto, caí en las redes del sueño.

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Hola hola hola!! el capítulo de hoy fue más corto que los otros porque les vengo a robar un minuto de su tiempo para contarles algo. El sábado pasado tuve la oportunidad de ver a los chicos del elenco. Los conocí a todos, exceptuando por Karolcita que no estaba. Yo no puedo expresarles lo amables y atentos que fueron. TODOS. Tienen una humildad enorme. Pude hablar unos segundos con Ruggero (en los que moría de nervios) y su acento italiano me dio vuelta el mundo. Y también tuve la posibilidad de hablar con Michael. Y acá viene lo que quiero destacar. No les puedo explicar lo amable que es. Tiene una PAZ cuando habla que me dejó embobada. Nunca una persona me había transmitido cosas tan lindas con solo un abrazo o una mirada. Mike irradia MUCHÍSIMA luz, y MUCHÍSIMO amor. En serio. Todavía me cuesta entender todo lo lindo que transmite. Ojalá todos puedan conocerlo y vivir lo que yo viví. Dicho esto, creo que ahora puedo escribir sobre él de formas que antes no podía porque no lo conocía. Presiento que Michael va a ser un personaje súper importante en la novela. Eso es todo. Gracias por leer hasta acá. Hasta el próximo capítulo!