Es su cumpleaños número treinta y tres, Sakura está furiosa, pues su esposo se ha marchado de nuevo, cosa que no la sorprende en absoluto.
Sarada está mirándola de manera interrogante, preguntándose internamente si debe o no acercarse, pues su madre está tan iracunda que verdaderamente le atemoriza.
—Tsk, tengo entrenamiento hoy, creo que debo irme.
Sakura le dirige una mirada cargada de desconcierto —¿Irte?, ¿no se supone que tenías el día libre?.
—Lo tenía, pero realmente prefiero pasar el rato aguantándome las estupideces de Konohamaru-sensei que tener que estar aquí esperando a papá.
—Sarada...
—Él no vendrá hoy, y lo sabes.
Ella parte del lugar, no queriendo escuchar las réplicas de su madre. Sakura está consciente de la verdad oculta tras aquellas palabras, pero intenta reconfortarse a si misma de alguna manera. Observa a su alrededor, encontrándose con los regalos que le han brindado sus compañeros de vida.
Y le duele, realmente le duele. Ha pasado años tras él, intentando brindarle lo mejor de si, pero nada parece importar ahora.
El timbre suena, ella cree que Sarada ha olvidado algo; abre la puerta y se encuentra con los mismos ojos negros y cabello ónix, pero definitivamente no es su hija quién la está mirando de manera amorosa.
—Sa-ku-ra —su voz retumba dentro de sus oídos— Feliz cumpleaños.
Extiende el obsequio hasta ella, dándose cuenta inmediatamente de qué trata. La medalla resplandece al igual que el pequeño símbolo del clan Uchiha; es sencillo, discreto y hermoso. Tan típico de él.
—Sasuke-kun...
—No pensaba dejarte, no hoy.
—¡Sasuke-kun!.
Salta hasta sus brazos, abrazándolo fuertemente. Lo ha extrañado, por supuesto que sí.
Sasuke sigue tan alto como siempre, tiene el cabello más largo, ocultando visiblemente el rinnegan sobre su ojo izquierdo, y el porte característico de su clan no lo ha abandonado. Se separa de él luciendo algo avergonzada, con las mejillas color carmesí y las manos sudándole frío.
Se siente como si tuviese cinco años otra vez. Sasuke le sonríe, una sonrisa arrogante que le calienta el corazón; le hace una seña con los dedos, y ella capta de inmediato. Dá media vuelta, tomándose el cabello y deslizándolo hacia un lado, él le coloca el collar con delicadeza, estampando su nariz contra la tuya una vez que se ha volteado de nuevo.
—Hmp, molestia —y la besa, dejando todo el orgullo de lado por primera vez en su vida. Sakura no puede evitar soltar lágrimas de felicidad— Te quiero.
No le hace falta estar rodeada de margaritas, porque él la quiere, verdaderamente lo hace. Uchiha Sasuke es su príncipe encantador, su caballero de armadura andante, él es la persona con la que se casó y tuvo una hija, él es con quien sueña despierta todos los días, y con quien soñará hasta el último respiro.
Fin.
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Margaritas; sasusaku
Storie breviMe quiere, no me quiere. Todos los derechos reservados © niazkkilam - 2017. La historia es de mi total autoridad, los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.