– ¿Por qué estás llorando?
Al levantar mi cara, tropiezo con la mirada interrogativa de una de mis compañeras de clases, Sophie – a quién no solía tratar más allá de lo necesario –.
– Cosas de la vida, algo sin importancia.
– Entonces estamos en la misma situación, querida.
En eso, ella se me sienta al lado y se le escaparon algunas lágrimas – esto último me tomó por sorpresa –.
– ¿Puedo saber el motivo por el cual te acercaste, Sophie?
– No lo sé, pero necesitaba a alguien con quién poder hablar.
Casi exactamente de la misma forma en como conocí mejor a Sheila, fue como sucedió con Sophie Morgan. A partir de allí, ambas nos unimos de tal manera que supimos que ese lazo iba a perdurar aunque el futuro fuera incierto.
Al pasar las semanas, Sophie y yo hacíamos casi todo juntas, ocasionando ciertos recelos de parte de su grupo de amigos, por lo que ella, – tan inteligente como siempre – buscó el modo en que nos lleváramos mejor.
– Aunque sé que todos la conocen, ella es Leila.
Allí, se encontraban Rachell Collins, además de los hermanos Evan y Austin Olson. Todos se dieron la vuelta a verme.
– Hola, Leila.
Y claro que desde entonces, todos nos empezamos a llevar bien; al grupo se nos unieron Georgia Reinolds – que ya conocía bien, por cierto – y Meghan Dustin – que recién llegaba a la Secundaria -. Pasaba la mayoría del tiempo junto con el grupo que ya había formado, y cuando no teníamos nada por hacer, hacíamos planes de último minuto, los cuales – sorprendentemente – se daban.
Un día – tan común como los otros días de la semana – el silencio de la habitación se interrumpió con una llamada de Sheila, pasada las 2 de la tarde.
– Hey, Lei. Tengo algo que contarte, ¿qué dices si nos vemos ahorita a las 3? Te pasaré buscando en la camioneta.
– Me parece bien, te esperaré.
Casi a las 3, escuché la bocina de la camioneta, indicándome la llegada de Sheila a mi casa.
– Sube, vamos a Bassinger's.7
Subimos hasta doblar las calles Brooks y Smith, hasta llegar al sitio y Sheila – habilidosa al manejar – estaciona, y me bajo de la camioneta.
– Este lugar es hermoso, Sheila.
Ella me mira de reojo y me levanta una ceja.
– ¿A que sí?
Cuando íbamos a entrando a la cafetería, me tropiezo con un conocido – llamado Santiago Page – el cual me reconoce al instante.
– ¡Hola Lei! Tiempo sin verte, ¿en dónde demonios te has metido?
– Esa pregunta podría hacértela a ti, Thiago. ¿Cómo has estado?
– Realmente bien, sólo qu...
– ¡Pero mira a Santiago, ¿con cuántas te piensas quedar tú?
– Deja algo para los demás, desgraciado.
Ambos dirigimos la mirada hacia dónde provenía la voz que efectivamente, venía de la mesa en dónde él estaba; allí se encontraban sentados tres hombres que parecían ser contemporáneos con la edad de Santiago, y lo miraban atentamente.
– Oh discúlpame, Lei. Ellos son mis amigos, deja que te los presente o seguramente no van a dejarnos conversar.
Sheila estaba reservando una mesa para ambas, mientras que Santiago me dirigía hacia la mesa dónde él estaba.
– Ellos son Cassidy Hosteder, Brent Hill y Gaston Shepard. Todos estudian conmigo, pero yo soy el mayor de todos. Chicos, ella es Leila Paxton; la conocí hace un año en el parque Cook.8
– Un gusto conocerlos, chicos.
Cuando buscaba con la mirada la mesa que había apartado Sheila, siento la mirada fija de alguien, y sólo cuando volteé pude ver de quién era: Gaston Shepard.
– Lei, estoy acá; ven.
Al escuchar el llamado de Sheila, me despedí rápidamente de todos y me dirigí hacia la mesa que ella había apartado, la cual estaba al fondo del lugar.
7 Cafetería Bassinger's, ubicada entre las calles Brooks y Smith, condado de Lauderdale, Mississippi.
8 Parque Cook, ubicada en la calle Howard, condado de Jackson, Mississippi.
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La vida aparentemente ordinaria de Leila Paxton
General FictionLeila Ann Paxton es una joven de 21 años recién graduada de Ingeniería Civil en la Universidad de Cooper en Mississippi, Estados Unidos. Es la hija menor de dos hermanos, siendo el mayor autista. Sus padres, Macy Vincent y Louis Paxton, la han prepa...