Capítulo 5

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– ¿Por qué estás llorando?

Al levantar mi cara, tropiezo con la mirada interrogativa de una de mis compañeras de clases, Sophie – a quién no solía tratar más allá de lo necesario –.

– Cosas de la vida, algo sin importancia.

– Entonces estamos en la misma situación, querida.

En eso, ella se me sienta al lado y se le escaparon algunas lágrimas – esto último me tomó por sorpresa –.

– ¿Puedo saber el motivo por el cual te acercaste, Sophie?

– No lo sé, pero necesitaba a alguien con quién poder hablar.

Casi exactamente de la misma forma en como conocí mejor a Sheila, fue como sucedió con Sophie Morgan. A partir de allí, ambas nos unimos de tal manera que supimos que ese lazo iba a perdurar aunque el futuro fuera incierto.

Al pasar las semanas, Sophie y yo hacíamos casi todo juntas, ocasionando ciertos recelos de parte de su grupo de amigos, por lo que ella, – tan inteligente como siempre – buscó el modo en que nos lleváramos mejor.

– Aunque sé que todos la conocen, ella es Leila.

Allí, se encontraban Rachell Collins, además de los hermanos Evan y Austin Olson. Todos se dieron la vuelta a verme.

– Hola, Leila.

Y claro que desde entonces, todos nos empezamos a llevar bien; al grupo se nos unieron Georgia Reinolds – que ya conocía bien, por cierto – y Meghan Dustin – que recién llegaba a la Secundaria -. Pasaba la mayoría del tiempo junto con el grupo que ya había formado, y cuando no teníamos nada por hacer, hacíamos planes de último minuto, los cuales – sorprendentemente – se daban.

Un día – tan común como los otros días de la semana – el silencio de la habitación se interrumpió con una llamada de Sheila, pasada las 2 de la tarde.

– Hey, Lei. Tengo algo que contarte, ¿qué dices si nos vemos ahorita a las 3? Te pasaré buscando en la camioneta.

– Me parece bien, te esperaré.

Casi a las 3, escuché la bocina de la camioneta, indicándome la llegada de Sheila a mi casa.

– Sube, vamos a Bassinger's.7

Subimos hasta doblar las calles Brooks y Smith, hasta llegar al sitio y Sheila – habilidosa al manejar – estaciona, y me bajo de la camioneta.

– Este lugar es hermoso, Sheila.

Ella me mira de reojo y me levanta una ceja.

– ¿A que sí?

Cuando íbamos a entrando a la cafetería, me tropiezo con un conocido – llamado Santiago Page – el cual me reconoce al instante.

– ¡Hola Lei! Tiempo sin verte, ¿en dónde demonios te has metido?

– Esa pregunta podría hacértela a ti, Thiago. ¿Cómo has estado?

– Realmente bien, sólo qu...

¡Pero mira a Santiago, ¿con cuántas te piensas quedar tú?

– Deja algo para los demás, desgraciado.

Ambos dirigimos la mirada hacia dónde provenía la voz que efectivamente, venía de la mesa en dónde él estaba; allí se encontraban sentados tres hombres que parecían ser contemporáneos con la edad de Santiago, y lo miraban atentamente.

– Oh discúlpame, Lei. Ellos son mis amigos, deja que te los presente o seguramente no van a dejarnos conversar.

Sheila estaba reservando una mesa para ambas, mientras que Santiago me dirigía hacia la mesa dónde él estaba.

– Ellos son Cassidy Hosteder, Brent Hill y Gaston Shepard. Todos estudian conmigo, pero yo soy el mayor de todos. Chicos, ella es Leila Paxton; la conocí hace un año en el parque Cook.8

– Un gusto conocerlos, chicos.

Cuando buscaba con la mirada la mesa que había apartado Sheila, siento la mirada fija de alguien, y sólo cuando volteé pude ver de quién era: Gaston Shepard.

Lei, estoy acá; ven.

Al escuchar el llamado de Sheila, me despedí rápidamente de todos y me dirigí hacia la mesa que ella había apartado, la cual estaba al fondo del lugar.


7 Cafetería Bassinger's, ubicada entre las calles Brooks y Smith, condado de Lauderdale, Mississippi.

8 Parque Cook, ubicada en la calle Howard, condado de Jackson, Mississippi.

La vida aparentemente ordinaria de Leila PaxtonWhere stories live. Discover now