Capítulo 6

58 1 2
                                    

– Y sí, ese hombre se atrevió a dejarme después de todo lo que le dí, ¿puedes creerlo, Lei? Hey, ¿estás aquí?

– S-sí, ¿pasa algo?

– ¿En qué planeta estabas, Leila? Llevo hablándote desde hace media hora y tú no haces más que mirar la ventana.

– Perdón, Sheila. Sólo que...

– ¿En quién piensas?

– En nadie, ¿por qué lo pre...?

– Te conozco, Leila. Tan sólo espero no se trate sobre James esta vez.

Tengo que admitir que sólo ella me conoce tan bien. James Adams fue mi primer novio – si es que acaso puede llamarse así a tener a un "novio" tan joven – y ya habían pasado casi dos años desde que nos habíamos separado. Intenté seguir adelante, y en el camino conocí a un chico llamado Ethan Thompson – típico norteamericano de ojos verdes y cabellos rubios – el cual, a pesar de ser tan maravilloso y atento, no pude soportar el hecho de no sentir tanto como él; por lo que opté por acabar con aquella mentira antes de crear una falsa esperanza que terminara por destruirlo.

– No, pensaba en lo que me dijo Gale sobre Allan esta mañana.

– ¡Sí! ¿No crees que su relación es tóxica? Algún día terminarán por dejarse...

– Probablemente. ¿Nos vamos?

– Esta bien.

...

– Por fin, ¿iremos al cine esta semana?

Meghan estaba apoyada sobre el marco de la puerta de entrada de su habitación, mirándonos a todos – esperando por una respuesta –.

– Tenemos muchas cosas por hacer, Meghan – respondí –.

– La vida es corta, querida – dijo Rachell –.

Rachell siempre ha sido la motivadora del grupo; generalmente, es ella que da las ideas para los mejores planes.

– Entonces, ¿vamos? – pregunta Georgia –.

– Por mi no hay problema – contesta Evan –.

– Tengan por seguro que yo iré – agrega Austin –.

– Vamos, Leila – suplica Sophie -.

Justamente cuando estaba a punto de replicarle a Sophie, suena mi teléfono. Era un número desconocido.

– Hola, ¿con quién desea hablar?

– Con Leila Paxton, por favor.

– Habla ella, ¿quién eres?

– Gaston Shepard. Y antes de que me cuelgues, Santiago me dio tu número de teléfono.

Me había leído la mente – o al menos, la intención en sí – por lo que quedé realmente intrigada.

– ¿Puedo verte esta tarde?

– ¿Qué te hace pensar que diré que sí?

– Al menos lo intenté.

– Esta bien, tan sólo por esta vez.

– ¿Bassinger's es perfecto para ti?

– Sí.

– Entonces te veo allá a las 2.

Cuando colgó, sentí una punzada – y me pregunté en mi interior – ¿quién es este hombre?

– Claro, a nosotros nos das excusas y a él le dices que sí, ¿quién eres y que hiciste con Leila Paxton? – dice Sophie –.

– Ni siquiera sé por qué acepté, realmente.

– Te encanta fastidiarte la existencia, Leila – agrega Rachell –.

La vida es corta, querida – le replico burlonamente –.

– ¡Oye! – responde Rachell –.

Mientras todos nos reíamos de aquella broma, tomé mi teléfono y salí rumbo hacia mi casa, pensando en el motivo que habría provocado que aquél chico me invitara a salir.

...

Eran pasadas las 2 de la tarde, cuando estaba sentada en una mesa hacia el fondo de la derecha – bastante cerca de la entrada – en la Cafetería Bassinger's.

¿Cuándo será que va a venir? Ni que tuviera la vida entera para esperarlo – susurré para mis adentros -.

– Disculpa la tardanza, Leila; se me presentó un inconveniente.

Y me encuentro con un chico alto de cabellos oscuros que me mira fijamente – haciéndome intimidar –.

– No hay ningún problema, Gaston.

– ¿Qué quieres ordenar?

– Tan sólo un café, gracias.

– Esta bien, ya regreso.

Mientras miro como se aleja lentamente hacia el mostrador, me pregunto nuevamente: ¿Quién eres tú, Gaston?

La vida aparentemente ordinaria de Leila PaxtonWhere stories live. Discover now