Capítulo 2

68 1 2
                                    

Aquel día – el último de ese verano – fue cuando la realidad me tocó, a partir de una inofensiva pregunta que le hice a Gale – acerca de los rumores en los que estaba envuelta junto a Kathleen – cuando estábamos en clases en el instituto.

– No tienes motivo para molestarte, Gale. Sólo preguntaba.

– Entonces deja de hacerlo, Lia. Sabes cuánto me irrita ese asunto.

– Lo sé muy bien, pero pudiste haberme contestado.

– Al diablo con esto, me voy con Kathleen.

En ese momento, una idea entró a mi cabeza y – por mero impulso – cuando disponía a darse la vuelta para irse, dije en voz baja:

– Eso sólo puede significar que es cierto lo que dice el resto.

Pero ella me había escuchado, por lo que decide encararme – relativamente molesta –   y replicarme en voz alta:

– Todos aquí saben que es cierto, pensé que era tan obvio para ti que no creí tener la necesidad de tener que confirmártelo; pero si tú prefieres oírlo de mi parte, entonces sí, es verdad.

Todo el lugar quedó en completo silencio, mientras que yo – que también había quedado sin habla – me sentaba lentamente en una silla a la par de que el resto de mi grupo de amigas se acercaba para saber en qué estado me encontraba.

Y he aquí la primera traición de mi vida; a la que le siguieron muchas más de las que poco a poco me fui enterando – y no precisamente directamente de su boca –. Ahora que lo pienso más detenidamente, cuando somos tan jóvenes, solemos tener poca – o nada – de astucia para no volver a caer varias veces en el mismo pozo; deberíamos poder entender que hay personas en las que no podemos volver a confiar de nuevo, ya que este tipo de cosas tendría que ser la señal de alarma que dispare acciones justificadas que eviten malos disgustos a largo plazo. Pero es que cuando apenas estamos entrando a la pubertad, solemos restarle importancia a esas ''tonterías'' y terminamos esperando a que pase la tormenta – y llegue la calma – y volvemos a lo mismo como si nada hubiese pasado; siendo este el típico error que se paga muy caro con el pasar del tiempo – y así los meses y los años – que cuando finalmente comprendemos la situación ya hemos sido utilizados hasta el cansancio y es demasiado tarde para remediarlo. Sin embargo, primero tuve que desperdiciar un período largo de mi existencia para poder entender esto como lo hago ahora.


La vida aparentemente ordinaria de Leila PaxtonWhere stories live. Discover now