8 años antes.
—Samuel, esto ya no puede seguir funcionando, yo no quiero estar contigo nunca más, jamás, maldito sea el día en el que acepte salir contigo, Samuel de Luque.
—Pero, Andrew, ¿por que me dices todo esto?. Yo estoy confundido... que fue lo que hice...
—Olvídalo, solo olvídalo y olvídate de mi. Adiós, Samuel.
—Espera.— Dijo Samuel agarrando a Andrew del brazo.
—Dime por qué.— La tristeza empezaba a presenciarse en el cuerpo de Samuel.
—Porque dejaste de ser suficiente, solo mírate.— Dijo Andrew señalando a Samuel con ambas manos.
Samuel puso su mirada en su cuerpo, él no entendía que era lo que pasaba. Entendió entonces que su cuerpo era feo, entendió que nadie merecía estar con él.
—Yo... yo...
—Nada, Samuel, olvídalo.— Dijo Andrew dándole la espalda a Samuel y empezó a marcharse de los jardines del instituto.
El castaño llegó a su casa después de terminar el instituto, llegó y se encerró en su habitación. Al sentarse en su cama cogió las sabanas y se cubrió con estas, cubriendo su cuerpo, cubriendo una parte de su vida que ya no volverá a mostrar, ahogándola en una insaciable profundidad de miedos.
La madre del castaño tocó la puerta de su habitación y al escuchar la aprobación de samuel, decidió entrar en la habitación.
—¿Estás bien, Samuel?.— Dijo la madre sentándose junto a Samuel.
—Estoy bien, mamá, solo que fue muy pesado el día de hoy en el instituto.
—¿Seguro, Samuel?
—Seguro.
—Entiendo, iré a terminar de preparar la comida, no tardes en bajar.
—Está bien, en un rato bajo a comer.
La madre salio de la habitación del castaño, dejando a su hijo en un mar de miedos.
—Tengo miedo.— Dijo Samuel en susurros, susurros que solo eran capaces de escucharse dentro de las sabanas, dentro de su burbuja de miedos que acaba de formar. Un miedo al amor.
Hoy en la actualidad.
—Samuel.
El castaño escucho una voz masculina a lo lejos pero aun así logro sacarlo de sus pensamientos.
—Dime, Carlos.
—Llevamos mucho tiempo de conocidos y... cuando estoy contigo me siento especial, me siento gratificante...
—Vale... — Dijo Samuel mirando a Carlos, poniéndole atención a sus palabras.
—Te quería decir... ¿qué si quieres salir conmigo?, ¿Quíeres ser mi novio?.
—Lo siento, pero no.
Al terminar aquellas palabras el castaño abandonó a Carlos, abandonando todo, abandonando a la persona, abandonando su amistad.
Ya estando en casa, Samuel fue a su habitación y se cubrió con unas sabanas, cubriéndose de la sociedad, cubriéndose del amor, como lo hizo hace ocho años atrás.
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Filofobia || Wigetta
FanfictionUna de las fobias más curiosas es la fobia a estar enamorado, o Filofobia. Este trastorno de ansiedad puede tener un efecto en la vida social y emocional de persona que lo sufre. En casos graves, el filofóbico puede no solamente evitar amores potenc...