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El castaño se levantó de su cama, cogió su móvil y checo la hora, eran las siete de la mañana del día sábado.

Enérgicamente se levantó de la cama, caminó descalzo hacia su armario, cogió unas prendas casuales y se quitó la pijama, se paró enfrente del espejo y vio su cuerpo.

  - Jo, menudo cuerpo.- Dijo Samuel con algo de disgusto.

Después de ver su cuerpo, el castaño se puso la ropa, ya vestido fue hacia su cama y acomodó las sábanas y almuadas. Al tener terminada su cama, empezó a recoger toda su habitación. Acomodó los zapatos, llevo la ropa sucia al cuarto de lavado, acomodó su estantería, hizo los deberes, alimentó a su tortuga y sacudió los muebles de su habitación.

Al terminar de hacer todas esas actividades, el castaño fue por su móvil y al tenerlo en sus manos bajó las escaleras para ver que podría prepararse de desayuno.

Cuando llegó a la cocina se encontró con su madre preparando el desayuno.

  - Huele a huevos revueltos. - Dijo Samuel entrando a la cocina.

- Te equivocas, son Hot Cakes.- Dijo la madre del castaño con una sonrisa ladina en su rostro.

- Estuve cercas.

- Muy cercas diría yo.

Ambos rieron al mismo tiempo por las palabras del castaño.

- Siéntate, ya está el desayuno.

- Gracias.

Samuel se sentó al frente de su madre, ya estando ambos sentados empezaron a dialogar.

- ¿Qué harás el día de hoy, hijo?

- Estaré afuera de la casa escuchando música.

- ¿Todo el día?

- No, solo estaré un rato, después iré con Alex y Magnus a pasar el rato en la plaza.

- ¿Ocupas dinero?  

- Para que te digo no si realmente lo ocupo.

- Ten. - Dijo la madre, sacó su billetera y le entregó unos cuantos billetes a Samuel.

- Te prometo que pronto trabajaré nuevamente.- Dijo el castaño guardando los billetes en una de sus bolsas del pantalón.

- Vale.

El ambiente cambió, se produjo un silencio, no era un silencia incomodo sino uno tranquilizante, un ambiente en el cual ambos estaban desayunando. El ambiente relajado se rompió cuando Samuel habló nuevamente.

- Gracias por el desayuno. - Dijo Samuel levantándose de silla.

- No olvides lavar tu plato, Samuel.

- No se me olvida, madre.

Samuel fue al lavaplatos y como le dijo su madre lavó el plato en donde desayunó, de paso lavo los pocos platos y vasos que había ahí. Al terminar de lavar, Samuel subió a su habitación para poder ir afuera de su casa a escuchar música, al llegar a su cuarto se dirigió a su armario y de un cajón de este sacó una pequeña bocina bluetooth, al tener la bocina en sus manos el castaño bajo. Al estar fuera de casa, Samuel encendió el bluetooth de su móvil y prendió la bocina, a los pocos segundos ya había sincronizado ambos dispositivos, ahora solo quedaba sentarse, escuchar música y ver el cielo.

La canción de sun is shining sonaba de fondo, Samuel se relajó tanto que empezaba a cerrar los ojos, cuando estaba a punto de cerrarlos completamente una voz le llamó.

- Samuel.

Al abrir los ojos, Samuel no pudo sobresaltarse, después de ver de quien se trataba esbozó una gran sonrisa.

Filofobia || Wigetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora