Todo era tan deprimente, triste y bullicioso. Hyungwon, de nuevo, se preguntaba qué hacía en ese lugar, alrededor de tantas lágrimas de dolor, muy pocas de felicidad al enterarse que la persona que esperaban desde hace cinco meses regresaría. Realmente, aunque se debatía entre quedarse allí esperando por el hombre sonriente o irse a la comodidad de su hogar, en la que no hacía absolutamente nada, pero evitaba todos aquellos comentarios desagradables hacia su persona; sin embargo, al final de todo, seguía de pie en aquel viejo muelle esperando a aquel chico que ni su nombre sabía.
Aunque no tuviera ni idea de quién era, de que si era una mala persona y solo aparentaba ser buena con esa despedida tan animada, pues no, no lo sabía. Pero él quería averiguarlo, quería conocer al dueño de aquella sonrisa tan angelical, de verdad, desde el fondo de su corazón deseaba que esa sonrisa solo fuera dirigida hacia él por el resto de su vida.
Hyungwon no se entendía ni a él mismo, por qué quería eso, se preguntaba. Si nunca había conocido al chico no debía estar así, pero lo dejó pasar, pensando que realmente todas esas personas que alguna vez lo habían llamado "loco", "psicópata" o algún otro adjetivo parecido, tenían razón.
Unos minutos —u horas, como realmente se había sentido— después, se pudo vislumbrar el buque donde se encontraban todos esos hombres sobrevivientes de aquella masacre. Desde esa distancia se podían distinguir unas pocas personas, muy pocas, a decir verdad, según sus cálculos de cinco segundos sin ninguna cifra real, aproximadamente el diez porciento de toda la población que partió a la guerra, son las que venían de regreso.
Devastador. Fue lo único que pudo pensar.
De inmediato movió sus ojos lo más rápido que pudo buscando a aquel chico de linda sonrisa, desafortunadamente, su mente no era fotográfica, así que si realmente él estuviera allí, no lo iba a poder distinguir a esa distancia. Aún les faltaban unos cuantos —muchos— metros para llegar al muelle y desbordar. Decidió ser un poco más paciente y esperar.
Pero no podía, simplemente no podía hacerlo, estaba demasiado ansioso, y era tonto, absurdo.
¿Qué iba a hacer cuando lo viera? ¿Hablarle? ¿Qué se supone que le diría? ¿Que si le fue bien en batalla? Por Dios, no, no, no. No podía llegar y preguntarle algo así, debía tener una excusa, quizás... ¿está esperando otra persona? ¿qué si se da cuenta de que no es así?
Hyungwon estaba hecho un lío por algo sumamente tonto, pero no podía evitar ser así, hacerse preguntas estúpidas, entrar en pánico en medio de ese muelle, en silla de ruedas y con el riesgo de que las mujeres se alborotaran y corrieran hacia sus esposos, novios, hermanos, lo que sea que fueran, y él cayera al mar, al fondo, con solo algas y peces de compañía, a lo mejor un tiburón, pero... ¿qué pasaría después? No tendría oxígeno, moriría y no vería a aquella sonrisa capaz de conseguir la paz del mundo entero.
Quizás, era posible que estuviera exagerando, solo un poco. Pero Hyungwon se asustó. Por culpa de sus patéticos pensamientos.
Intentó tranquilizarse, no funcionó. Intento respirar profundo, inhalar, exhalar, inhalar, exhalar... No funcionó. Intentó tomar un poco del agua que no tenía, obviamente falló y no se atrevería a tomar agua del mar. Lo único que le quedaba por hacer era dejar de pensar en el chico, pero era imposible. Si bien, la única razón por la que estaba allí en medio de esa locura era por él. Entonces, si lo sacaba de su cabeza, no tendría nada que hacer allí.
No, simplemente intentó ser paciente y esperó, esperó mucho sin dirigir ni una sola mirada hacia el buque, aunque la curiosidad le carcomiera.
Finalmente habían llegado y se encontraban desbordando. Hyungwon volteó hacia allí, haciendo todo lo posible por reconocer a aquella sonrisa que tanto le había cautivado. Buscó y buscó, habían más hombres sobrevivientes de los que él había calculado, y eso era muy bueno, espectacular, pero aún así no podía divisar al chico.
Esperó y observó a cada hombre que bajaba esperando encontrarse con él. Pero eso nunca pasó. Nunca lo vió.
Asustado, se dirigió a uno de los oficiales, deseaba preguntarle dónde estaba su chico, pero... ¿cómo?, no sabía su nombre, y lo único que bien recordaba era su sonrisa, cómo podría explicarle al oficial la persona que estaba buscando y que realmente ni conocía.
Hyungwon simplemente no supo qué hacer, y se quedó allí, en el muelle, observando como algunas mujeres se llevaban a sus familiares a casa, felices, otras se iban solitarias derramando lágrimas como si de un manantial se tratase, pero no podía juzgarlas, ya que de solo imaginar que su relación nula con el chico sonriente fuera muy, muy estrecha, se echó a llorar, con todas las fuerzas que tenía, sin ningún rastro de vergüenza, porque quería hacerlo, quería sufrir por él, y si sus suposiciones eran ciertas de que ninguna persona esperaba por aquel chico, entonces se sintió un poco mejor al saber que al menos una persona lloró por él.
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Ten Years; ‹hyungwonho›
FanfictionUna guerra se había desatado, y todos los hombres a partir de los 15 años debían ir a servir a su país. Hyungwon, sin poder ser capaz de ir, se encontraba ese día en el muelle donde todos esos valientes partirían. Él no sabía qué hacía allí, no ten...