Casi cuatro meses habían pasado desde su estadía en aquel lugar de infierno. No veía el día en que volviera sano y salvo a casa, o por lo mínimo, vivo. Cada vez la situación era peor y la pérdida reciente de su amigo en batalla no le había caído para nada bien.
Lee Jooheon había muerto de una forma muy despiadada, sin movilidad en su brazo derecho y con una gran herida en su cabeza, la sangre brotaba desde dentro de su casco y llegaba a esparcirse sobre la tela de su uniforme, estaba perdiendo mucha sangre, él realmente no podía hacer mucho.
Sin embargo, él luchó hasta su último aliento, salvando así hasta la vida de Hoseok ejerciendo el papel de escudo humano. Él podía recordar claramente las palabras de su amigo al morir, mientras el impacto resaltaba en su mirada.
"E-estoy... hecho a-añicos... Hoseok, por fa-...favor... vive, pro-promételo."
Él quería llorar en ese momento, la tristeza le invadió por completo, pero no tenía tiempo para ello, debía salvar su propio pellejo. Y con toda la determinación del mundo, vengó su muerte, matando al mal nacido que le había disparado sin piedad a su amigo, a su único amigo.
Una lágrima rodó por su mejilla al verlo de nuevo, allí, en el suelo, sin vida. Se inclinó y cerró sus ojos que se habían mantenido abiertos, sonrió de forma sincera, realmente le había cogido cariño en medio de esa asquerosa situación, y de un momento a otro, apareció la imagen mental de Jooheon pudiendo descansar en paz al fin, y solo eso lo hizo feliz.
Con una rápida despedida, corrió detrás de una pequeña colina escondiéndose e intentando hacer el trabajo de un francotirador, matando así a varios enemigos. Logró llegar al refugio con heridas no muy graves, sin embargo, su cuerpo ardía completamente.
Era el único allí, se sentía solo. Abandonado. Sus compañeros aún seguían fuera intentando sobrevivir y él estaba relajándose dentro de su lugar "seguro", se molestó consigo mismo y salió de nuevo, pues, estaba determinado a acabar la guerra de una vez por todas.
•••
Sus ojos se abrieron lentamente, había tenido un largo sueño y aún se sentía perezoso, no podía ver nada, todo era totalmente oscuro.
Se sintió un poco incómodo e intentó moverse, pero no pudo, estaba sentado en un lugar que parecía rocoso, era duro, espeluznante, quiso apoyarse sobre sus manos para levantarse, de igual forma no pudo hacerlo, porque estos estaban atados al igual que sus tobillos.
Se asustó al escuchar un ruido cercano, eran pasos que cada vez se oían más cercanos. Comenzó a temblar y a tambalearse de lado a lado en un intento desesperado de soltarse, era imposible, los nudos estaban fuertemente hechos, sus muñecas dolían y por alguna razón su abdomen igual.
Era realmente horrible para Hoseok ser incapaz de ver a su alrededor, no sabía qué estaba sucediendo, por qué lo tenían amarrado de esa forma, ¿acaso se había vuelto loco en medio de la batalla y terminó así? O... quizás era posible que había sido capturado.
—¡Mierda! —exclamó en un momento de frustración pura.
—¡Eh! ¡Deja las malas palabras, maldito! —escuchó una voz proveniente de la misma habitación, esto hizo que retrocediera de inmediato asustado.
A lo mejor él se veía patético actuando de esa forma, pero a quién le iba a importar, era una situación de vida o muerte y él realmente quería salir vivo de esta.
—¿Quién eres? ¿¡Dónde estoy!? —alzó la voz en su última pregunta, provocándole al contrario darle una patada justo en la zona del abdomen donde más le dolía. Hoseok no podía recordar nada, pero no era tonto para saber que había sido golpeado varias veces allí como justo pasó en ese momento.
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Ten Years; ‹hyungwonho›
FanfictionUna guerra se había desatado, y todos los hombres a partir de los 15 años debían ir a servir a su país. Hyungwon, sin poder ser capaz de ir, se encontraba ese día en el muelle donde todos esos valientes partirían. Él no sabía qué hacía allí, no ten...