-Sabes, no creía ser capaz de hacer eso, y boom, sucedió, volé por los aires -decía con una inmensa sonrisa en su rostro, como si lo que dijera fuera lo más maravilloso del mundo, aunque no fuera así-, realmente en ese momento me sentí bien y olvidé por completo la situación en la que pasaba, solo me dediqué a sentir el viento sobre mi rostro, fue espectacular.
Estaba más que seguro que este chico veía todo lo positivo en el mundo, sin importar realmente la situación en la que se encontrara siempre todo tenía un lado bueno para él. Sin embargo, en su mente le carcomía una pregunta.
-Oye -el chico le miró sin dejar de sonreír, indicándole que tenía toda su atención- ¿cuál es tu nombre?
-¡Oh! Lo siento tanto, estoy aquí hablando tan ensimismado contigo pero no me he presentado, mi nombre es... -un pitido se oyó por todo el lugar sin dejarle escuchar lo que el chico había querido decirle.
Hyungwon sonrió en todo su esplendor. Estaba feliz, y el otro parecía notarlo, porque de inmediato se lanzó sobre él para envolverlo entre sus brazos. Así duraron unos minutos, disfrutando cada quién del otro.
Se miraron a los ojos, sin deshacer el abrazo, los dos sonreían, y el chico le agradeció, por escucharlo, diciéndole que realmente estaba feliz, por encontrarse a alguien como él después de esos cinco meses presenciando tales desastres, y sin pensarlo dos veces, Hyungwon decidió lanzarse directo a sus labios, los cuales llevaba observando durante toda su plática de agradecimiento, él lo había escuchado, pero no podía evitar prestarle más atención a esos labios que se movían solo para hablarle a él. Y grata fue su sorpresa al darse cuenta que el chico había aceptado gustoso su invitación y no se había separado de él.
•••
El ambiente estaba tan caluroso que era capaz de sentir los rayos solares perforar su piel. Era muy extraño, ya que toda la semana había estado bastante fría, pero esa gran bola de fuego a millones de kilómetros con su brillo inigualable lo había despertado de su sueño. Un sueño en donde aparecía su chico, y a pesar de no recordar su rostro con exactitud, estaba allí con él, hablando tan animado como se había despedido ese día. Y, Hyungwon, no pudo evitar pensar en lo bien que se sintió hablar con él, abrazarle, y por sobre todas las cosas, besarlo.
Hyungwon negó repetida veces, debía espantar esos pensamientos, ¿qué le sucedía? ¿por qué pensaba que aquello se había sentido bien? ¡Eran hombres! Eso no podía ser, se supone que los hombres deben casarse con mujeres y tener hijos, o se supone eso le habían enseñado.
Todo esto estaba muy extraño para él, desde la mañana calurosa, hasta cada momento de ese sueño. Realmente quería borrarlo de su memoria. Pero no, no era tan fácil como tomar una goma y borrar lo que estaba escrito. Además de que realmente no quería hacerlo.
De repente, escuchó unos ruidos fuera de casa, y algo suave que se había estrellado sobre su jardín. Hyungwon sonrió, era hora de tener su sesión matutina de leer el periódico y enterarse de todo lo que pasaba en el mundo. Pero, en ese momento no se le había ocurrido pensar en qué aparecería, era obvio, por supuesto que hablaría sobre la guerra.
Hyungwon salió de su casa en solo un suéter y unos pantalones cortos, no le importó, en ese momento él no tenía ganas de pasar por lo fastidioso que era cambiarse con esa silla de ruedas tan necesaria en su vida.
Tomó el periódico con algo de dificultad y lo colocó en su regazo mientras volvía a dentro de la casa. Fue hasta la cocina para tomar una taza de café, y se dedicó a leer el periódico.
En primera plana aparecía lo que todos esperaban, la noticia de que menos del veinte por ciento de hombres habían regresado a su hogar. Hyungwon de inmediato se entristeció, pero se sorprendió de sobremanera al ver en letras pequeña que estaba incluida una lista de todos aquellos que para su mala suerte no habían podido regresar, esto era para guardarles luto.
Sin embargo, a Hyungwon no le importó nada de eso del luto y al instante buscó la página, debía saber si se había equivocado, más bien, debía verificar, porque estaba seguro de haberse equivocado.
Rápidamente ubicó la lista, y eran demasiados. Debía buscar entre alrededor de cinco páginas de fotos, un poco de pereza le invadió, pero no, él debía estar totalmente seguro de su equivocación. Solo no quería encontrar a esa bella sonrisa entre las páginas, y de inmediato se preguntó qué pasaría si en realidad ese chico estuviera allí, ¿le guardaría luto? ¿qué tal si sale totalmente serio en la fotografía y no lo reconoce?.
Estaba realmente preocupado por eso, pero al buscar una solución a sus incógnitas pudo estar tranquilo. Si de verdad, ese chico estaba entre esas páginas y él no lo lograba reconocer, pensaría que en realidad sí vivió.
No, definitivamente no podía estar tranquilo con ello, estaría el resto de su vida preguntándose si de verdad vivió para contarlo.
El miedo le invadió, al recordar que él no había podido verlo en el muelle, y de verdad, en serio, esa sonrisa era tan inigualable que si no lo había visto era por algo, y ese algo era porque él no había estado allí, simplemente, ese chico nunca llegó, porque de un segundo a otro lo había podido localizar entre todo ese montón de fotos.
Sonrió amargamente, al darse cuenta de que por fin podría darle un nombre a esa sonrisa grabada en su mente para siempre. Pero que, lastimosamente, no podría volver a ver jamás.
-Shin Hoseok... Veintidós años... Desaparecido... -pronunció casi en un susurro, y sin poder evitarlo, lágrimas descendían sin parar por sus mejillas.
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Ten Years; ‹hyungwonho›
FanfictionUna guerra se había desatado, y todos los hombres a partir de los 15 años debían ir a servir a su país. Hyungwon, sin poder ser capaz de ir, se encontraba ese día en el muelle donde todos esos valientes partirían. Él no sabía qué hacía allí, no ten...