Capítulo 6 [Final]

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Chae Hyungwon se encontraba corriendo hacia el frente de todas aquellas personas. No podía creerlo, simplemente se negaba a creer aquello, tenía que averiguar y confirmar que todo eso no había sido una cruel broma. Pero, al volver a ver lo que hace apenas unos segundos lo había dejado totalmente hipnotizado, se dio cuenta de que era totalmente cierto, de que su chico estaba allí de pie, sano, sin alguna cicatriz, era perfecto, al igual que su sonrisa, esa sonrisa que brillaba por sobre todas las cosas.

Y él, que todos los días pensaba que jamás podría volverlo a ver, que nunca lo podría conocer, pero allí estaba, hablando por el micrófono, dándose cuenta de que su voz era exactamente como la había imaginado, aún más perfección junta en una sola persona, si es que eso era posible; y aunque Hyungwon nunca lo haya conocido y hayan pasado tantos años de su muert—no—, de su desaparición, él seguía enamorado de Shin Hoseok.

Estaba perdidamente y completamente enamorado de él.

Pero ahora, ¿qué haría? ¿debía correr y alcanzarlo? ¿interrumpirlo en medio de su discurso y hablarle? ¿decirle cuánto lo había extrañado en todo ese tiempo?. Se abstuvo, no podía hacer aquello, debía mantener un poco de respeto aunque se muriera de ganas de ir, abrazarlo y besar esos labios que tantas veces lo habían provocado en sus sueños.

Allí mismo se echó a llorar, se dejó caer de rodillas porque no lo soportaba, y tampoco podía hacer algo, Shin Hoseok no se acordaría de él, ¿quién lo haría?, sinceramente nadie, porque ni su familia lo hacía. Entonces, ¿de qué habían valido tantas noches sin dormir solamente acompañado de lágrimas y sollozos? ¿por qué tantos rezos? ¿para qué había guardado tanto tiempo luto?

La respuesta era simple, amor. Todo eso significaba amor.

—Hyungwon, no puedes ser tan débil, dios mío, deja de llorar ya —se decía a sí mismo, sin importale que alguien lo escuchara—, sé valiente, ve a por él, háblale, escúchale, conócele, tú puedes, vamos —se daba ánimos, pero su cuerpo actuaba en contrariedad de su mente.

Sintió una mano posarse en su hombro, miró hacia arriba, encontrándose con la mirada de Shin Hoseok, lo miró por varios segundos admirando cada una de sus facciones, lo suave que parecía sentirse su piel, lo profundo que se veían sus ojos, su cabello sedoso, y esas orejitas sobresalientes, todo era hermoso, pero lo que más le impactó fue aquella sonrisa que no abandonaban sus labios.

—¿Puedo ayudarte? —dijo a través del micrófono, tendiéndole una mano en señal de apoyo.

—Nunca abandonas esa sonrisa, ¿eh?, la recuerdo como si fuera ayer —Hyungwon no pudo evitar sonreír abiertamente, por alguna razón no se paralizó, tampoco se tensó, se sintió en confianza, aunque no lo conociera. Tomó su mano, y su chico le ayudó a levantarse.

—¿Perdón? —Hoseok frunció levemente el ceño. Ahí está, solo eso faltaba, Hyungwon estaba listo para lanzarse de un avión sin paracaídas. No lo recordaba, era obvio que no lo haría, pero mantenía una pequeña esperanza de que sí lo hiciera. En ese momento comenzó a ponerse nervioso, no sabía qué decirle.

—Eh... No... No lo sé.

_¡Ahhh! Te refieres a que siempre estoy sonriendo, ¿no?, por supuesto que sí, no hay por qué estar triste —dijo, para luego dirigirse al público—, entiendo la situación, es duro tener que soportar tantos años sin un familiar o amigo. Yo pasé por eso unos meses antes de marcharme a la guerra, mi familia se vio involucrada en un accidente realmente horrible, pero aún así yo nunca dejé de sonreír, lloré cuando tenía que llorar, me desahogué, pero no hay que presentarse a la vida de ese modo, debemos verle el lado positivo a las cosas, en mi caso, nuestra situación no era para nada buena, nosotros estábamos en banca rota, y cuando ellos muriendo me di cuenta de que ya no sufrirían más, de que estarían allá en el cielo disfrutando y descansando, y por eso yo soy feliz.

Ten Years; ‹hyungwonho›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora