Hyungwon despertó un poco desorientado. Podía escuchar gritos aquí y allá, personas correteando y hasta un poco de música, todo era muy bullicioso, pero en realidad, lo que había era mucha felicidad en las calles.
Se quejó, habían interrumpido su sueño, y en serio quería descansar porque se había quedado hasta tarde intentado engrasar su silla de ruedas, ya que últimamente rechinaba demasiado y el ruido era realmente molesto.
Se levantó, decidido a averiguar qué pasaba fuera, por qué la gente estaba tan alborotada a estas horas del medio día en donde el sol quemaba su piel. Aún le seguía pareciendo extraño el cambio de temperatura tan repentino, sin embargo, los noticieros seguían diciendo que era algo completamente normal. No le dio más vueltas al asunto y procedió a colocarse una camisa. No podía salir de casa con tan poca ropa.
Al salir se dio cuenta de que era una caravana, la gran mayoría de los soldados sobrevivientes se encontraban caminando y celebrando. No le pareció justo, viendo la situación, en que muchísimos ciudadanos habían perdido la vida en batalla, ahora lo que deberían estar haciendo es guardar luto, no esta clase de festival tonto.
Le pareció patético de parte de todos esos hombres valientes, estaba bien que celebraran, sí, lo aceptaba, pero no de esa forma. Escupió a un lado, y simplemente se alejó de allí, sin antes decir algo al respecto.
—Estoy seguro que si Shin Hoseok hubiera salido vivo de esto, él no estaría aquí celebrando —dijo un poco alto, algunas personas voltearon a verlo, le dirigieron sus típicas miradas juzgándolo y siguieron celebrando. Si estaba en lo cierto o se equivocaba, no lo sabría, no lo conocía para nada, ni siquiera había escuchado su voz ni una sola vez, el patético era él, que pensaba en cosas así. Además, no debería estar hablando en nombre de él.
Se asustó un poco al darse cuenta de que quizás Shin Hoseok estaría viéndolo justo en ese momento, pensando "Oh, este chico si es idiota", pero no, volvió a repetirse que su chico no podría decir algo así, con esa sonrisa tan linda no podría imaginarlo diciendo aquello. De nuevo, no lo conocía, no sabía nada de él.
Podría decirse que estaba molesto más por el hecho de que, por supuesto, estaba de lado de "los muertos", porque sí, nunca podría olvidarse de aquella sonrisa tan cautivadora, y que estuvieran haciendo esto le parecía una falta de respeto.
Hyungwon intentó calmarse, no podía seguir así. A este paso, si seguía pensando en aquel chico, nunca iba a poder concentrarse en los objetivos de su vida si se distraía de tal forma, debía dejarlo ya, pero no podía, era imposible borrarlo por un segundo de su mente. Estaba cayendo muy bajo.
Decidió que, la mejor manera de aliviar sus pensamientos, era ir a la reunión que se realizaría justo esa tarde en la iglesia más grande del país en donde rezarían por todas aquellas vidas perdidas. Quizás así se sentiría un poco mejor, a pesar de que tendría que partir ya mismo para poder llegar a tiempo.
Entró a su casa lo más apresurado que podía andar con su silla de ruedas, realmente no lo había recordado hasta ese momento, y en el periódico lo decía tan claro que incluso lo había anotado en su calendario, pero después de allí no se le pasó por la mente ni por un segundo cometiendo el gran error de acostarse tarde.
Se dirigió a la cocina y se preparó unos sandwiches para desayunar en el camino y algunos otros para el regreso, no podía darse el lujo de comprar comida porque no era como si pudiera desperdiciar su preciado dinero aquí y allá, se fue a cambiar lo más rápido que se le permitió, estando listo a un tiempo récord de 15 minutos.
Se sintió orgulloso de sí mismo, sin evitar preguntarse el por qué hacía todo esto por ese chico, pero no, no iba a pensar más en ello y simplemente iba a ir, no había nada malo en ello, en rezar por todos aquellos valientes, ¿o acaso sí lo había? Definitivamente no, así que salió de su casa sonriendo sabiendo que hacía una buena acción.
•••
Al llegar a la iglesia, se pudo dar cuenta de que las personas ya habían empezado a rezar, apenas comenzaban, pero no había nada más incómodo que llegar tarde a un sitio, aunque fuera por un poco. Intentó no hacer mucho ruido y se incorporó entre todas esas personas.
Al rato pudo darse cuenta como lágrimas salían sin su permiso de sus ojos, se empezaba a sentir mal, pero es que de un momento a otro había dejado de prestarle atención a todo lo que sucedía alrededor y solo se encontraba pensando en el chico, en cómo le gustaría haberlo conocido, escuchar su voz, se la imaginaba un poco profunda y realmente muy relajante, también pensó en cómo se hubiera sentido un abrazo de él, ¿sería cálido? ¿sus brazos habrán sido musculosos? ¿al abrazarse se sentiría muy apretujado? ¿o quizás cuando lo viera de frente se sentiría intimidado?.
Tenía muchísimas incógnitas en su mente, pero sin duda, la que más le interesaba resolver era sobre sus labios, esos que formaban tan linda sonrisa, ¿cómo se sentiría esos labios sobre los suyos? Sobre su piel... De solo imaginarlo le causó escalofríos, y sin poder evitarlo empezó a sollozar, lloró con tantas personas alrededor, sin importarle nada, porque todos entendían lo que sentía Hyungwon.
En realidad, no, nadie lo comprendía, porque él estaba sufriendo por alguien que no conocía, que no conoció, y que no conocería jamás, Shin Hoseok ya no se encontraba en este mundo.
Eso era lo que más le dolía, porque a pesar de desear con todas sus fuerzas intentar resolver todas aquellas preguntas, no iba a poder hacerlo, era imposible.
Muchas mujeres se reunieron a su alrededor, pausando todo lo que hacían, algunas no pudieron evitar llorar al verlo tan destrozado, tan vulnerable, tan envuelto en sus pensamientos que ni había notado que tantas personas lo veían llorar como si hubiera ocurrido una tragedia, y sí, justo eso había pasado, pero es que le dolía tanto el corazón, sus lágrimas no dejaban de salir, se quedaría seco a este paso pero estaba seguro que si su fuente de lágrimas se llenaba de arena y se convertía en un desierto, aún así no iba a dejar de llorar. Dolía, dolía como el infierno, porque sí, ya no había vuelta atrás, debía de aceptar que patéticamente se había enamorado de alguien muerto, y lo odió, porque Shin Hoseok no podía hacerle eso, no podía sonreirle tan lindamente y luego morir, él debía regresar y estar con él.
Sin embargo, se dio cuenta de que aunque hubiera regresado, no estaría con él en ese momento, porque estaba absolutamente seguro de que ni siquiera se acordaría de él, de que apenas dejaron de verse cuando el buque desapareció en el horizonte, el chico lo había olvidado y no le había importado para nada.
Era tan tonto e iluso, se encontraba de rodillas en el suelo, no supo en qué momento se cayó de la silla de ruedas, pero no podía ver nada, su vista estaba empañada de lágrimas que no dejaban de brotar de sus ojos. Colocó sus delgadas manos en su pecho, donde sentía aquella punzada tan incesante que no dejaba de doler.
Presionó en la zona intentando calmarse, pero nada funcionaba, y nada iba a hacerlo. Y aunque sonara muy dramático de su parte, se sentía morir. Podría morir allí mismo y no se preocuparía en pedir clemencia cuando ni siquiera veía una pizca de felicidad en su futuro.
Sentía jalones en su cuerpo, seguramente las personas a su alrededor intentaban que se colocara de pie por sí mismo, pero Hyungwon era tan miserable que ni eso podía hacer, no podía levantarse por sí mismo.
Lloró tanto que terminó por darse cuenta de que realmente no lo hacía por su chico, sino por él mismo.
Shin Hoseok lo había derrumbado, y Hyungwon jamás iba a poder levantarse ante su desgracia.
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Ten Years; ‹hyungwonho›
FanfictionUna guerra se había desatado, y todos los hombres a partir de los 15 años debían ir a servir a su país. Hyungwon, sin poder ser capaz de ir, se encontraba ese día en el muelle donde todos esos valientes partirían. Él no sabía qué hacía allí, no ten...