Que te avergüences por tus palabras

61 5 0
                                    

Sin duda nuestra estancia en ese sitio era indefinida, me comenzaba a desesperar por pasar la mayor parte del tiempo encerrado y solo, si para variar solo, creer que podía tener lindos momentos con Masato fueron sueños, sueños que no se llegaría a cumplir, me evitabas a como fuera costa y los chicos lo comenzaron a notar.

Y ahora estamos aquí en el salón principal hablando trivialidades entre nosotros, en el momento que me decidí por marcharme como cosa del destino –comienzo a creer que juega mucho más conmigo que con otro- Shinomi grita eufórico con una idea que hizo que la malicia que estaba dormida en mi despertara más que interesada y atenta.

Un juego de verdad o retos, para un grupo de siete donde dos ya se habían afirmado como pareja, otros dos se mantenían en secreto y otros tres que la verdad no me interesa que pasa en sus vidas, sería algo realmente interesante e incómodo, ante eso no perderé la oportunidad, quien quita y logre conseguir algo bueno de esto.

Comenzó la ronda, una, dos, tres, nada interesante, preguntas infantiles y cómicas, nada más que lograra que alguien se avergonzara hasta que, si mi turno llego, hiciste una cara tremenda de pánico al verme, estas tan consiente de mí que te aterra que pregunte algo que no debiera o te rete a algo que no quisieras, pero, no sería el momento, yo no sería el que haría que hables, y la pregunta salió sin complicaciones de mi boca ¿Ya dieron su primer beso? , logre mi objetivo los rostros de todos se sonrojaron y levantaron su mano en señal de aceptación a excepción de ti –cosa que no me sorprendió- comenzaron entonces a presionarte porque lo admitieras y haciéndole caso a tu testarudo ser no accediste, y como fichas de dominós colocadas en fila, las piezas comenzaron a caer, el inocente –o eso creía- de Shinomi grito:

— ¡Qué bese a Ren de castigo!— el sonido de las campanas sonaron en mis ojeras, eso fue mucho más fácil de lo que imagine, tu rostro un poema en expresiones –que de cierta manera hacia que los celos crecieran por el hecho que otros te vieran en tan incómoda situación- se dibujaban en tu rostro.

Tembloroso te acercaste cerré mis ojos, como si con tu mirada me lo implorabas y fue entonces cuando todo cedió como quería.

—Lo haré cuando estemos solos— diciendo aquello te echabas para atrás y como si fuera posible te sonrojabas mucho más al ser consciente de lo que salió de tu boca.

Sí que te avergüences de tus mismas palabras hace que me enamore más de ti, que te avergüences por tus palabras hace que me fije en ti.

Cosas que hicieron que me fijara en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora