La Coronela Zor-El (I)

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Narra Kara

Volver a National City no estaba siendo fácil para mí. A pesar de qué ya hacia un año de la muerte de Lena y de las dolorosas revelaciones sobre mis raíces y familia, la rabia me seguía carcomiendo por dentro. Todo había cambiado, incluso yo. Había dejado de ser la ingenua chica que una vez fui.

Terminé por comprender que si te atacaban, si te hieren debes de responder en consonancia. No se debía de poner la otra mejilla. Los enemigos no se preocupan si sus acciones son correctas o no. Y además, mis poderes eran una bendición y había ayudado a proteger más vidas humanas.

Me habían ascendido a Coronela, como premió a mis sacrificios. Había renunciado a tener una vida normal y a vivir a la sombra, bajo a una identidad falsa: Linda Zor-El. Kara Danvers estaba oficialmente muerta y para mí también. No quería volver a ser la chica débil, tímida y miedosa de antes.

Me encantaban mis poderes y que la gente me respetara. Incluso, el severo y ambicioso General Eaton me temía. Me había moldeado a su antojo, pero sabía que debía de cuidarse de mi ira. Quién no me tomase en serió lo pagaba muy caro.

Sabía perfectamente por quién trabajaba, que ya no era el proyecto Supers. Me había reclutado CADMUS. La sección innombrable del ejército, creada por combatir la amenaza alienígena y sobrenatural. Recibía financiamiento privado que les permitía disponer de la última tecnología del mercado y las mejores armas. Pero su convivencia con las instituciones políticas no era muy buena. Eso de seguir normas, las leyes internacionales o estatales, los principios éticos no era para CADMUS.

Y de hecho, que yo estuviera en National City era debido de qué mi sección se había visto obligada a relajarse. Mis últimas actuaciones habían sido muy cuestionadas. No ayudo que el barco que destruí, no se encontrasen ninguna bomba anatómica. Lo que no quieren creer es que aquel barco más bien era un buque de guerra y estaba repleto de soldados.

Pero bueno es mi palabra contra la suya. Por suerte, el General Eaton me cree ni me cuestiona mis actos. Sólo me agradece porque no hubiese más pérdidas de vidas humanas. Y antes de viajar hasta National City me reunió en su despacho.

- Kara, ten presente que no se cuestiona sus acciones. Más bien todo el proyecto. Ahora toca trabajar de otros modos. Le enviamos devuelta a tu ciudad. Tu identidad está protegida, nadie sabe que es usted la Facilitadora. Tendrá una doble misión.- Se levantó, se dirigió en la pizarra digital y empezó a anotar las prioridades del operativo.

- Creemos que tenemos un tope y estado filtrando información a la prensa, sobre el proyecto CADMUS y Supers. Fuentes que no le puedo revelar, nos hacen sospechar que el traidor está ubicado en la base militar de National City.

- ¿Cuándo lo localice que hago con él?

- Informar y seguir el hilo. Es probable que trabaje para otros, queremos ir al responsable último. En esta ocasión debemos de tener cura y no levantar más sospechas.- estaba muy serió e irritado. La situación para él era crítica.

- ¿Y mi segunda misión?

- Es una cuestión algo delicada. Es sobre Lena Luthor.- me puse pálida y mi corazón volvió a bombear con bravura. A pesar, de haber pasado un año de su fallecimiento me seguía sintiendo muy culpable. Mi amor la había matado.

Si no hubiese huido aquel atardecer, tras descubrir que me amaba, quizás nuestra vida hubiera sido distinta. Habría rechazado la propuesta del General Eaton y podría haber soñado con una existencia más apetecible, formar una familia con Lena.

Pero no. Preferí huir por miedos estúpidos. Y cuando la vi liándose con aquella rubia, enloquecí de celos. Me despisté y me viste. ¡Maldita noche fue aquella! Si hubiese tenido más control sobre mis actos nada hubiese sucedido.

Tan sólo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora