Caught ❥ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴ

21┇VEINTIUNO

❝Entrenamiento 2.❞

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—Eh... Estado soñando con el pasado...

Me miró por unos minutos largos, para luego hablar.

— ¿Volviste con las pesadillas? —Asentí con una mueca—. Ven a mi cuarto. Sin que nadie te vea. —comentó, haciendo énfasis en la ultima oración.

Asentí nuevamente con una sonrisa, olvidando el tortuoso dolor por unos minutos.

—Ve por tu ropa de dormir. Nos vemos allá—ordenó para irse a su oficina.

Fui a dejar los platos de ambos y rápidamente me dirigí a la habitación. Debía esconder el "pijama" dentro de mi saco.

Realmente era poco sigilosa ante estas cosas, me ponía nerviosa ante mis pensamientos pesimistas, temiendo a que me atrapen.

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Salí de la habitación en puntitas, mientras me pegaba a la pared como toda una criminal. Me sentía en esas novelas, que los malos escapan de los policías militares y se escondían en los barrios menos transitados, viviendo en las sombras del lugar.

Ya me faltaba medio pasillo para doblar, subir dos escalones y llegar a mi destino. Sonreí, lo estaba logrando.

Un leve grito escapo de mis labios, al sentir una mano apretarme el hombro y así mismo tirar mi conjunto al suelo.

— ¡Canija! —comentó una voz femenina.

Abrí los ojos al encontrarme con la sonrisa de Hanji. Me puse nerviosa ante su presencia, ¿Qué le diría?

— ¿A dónde vas?

— ¿Y-Yo?

—Claro que tú. Eres la única que camina haciendo mucho ruido—dijo riendo.

—Yo... a ningún lado—dije rápidamente.

La vi bajar la vista, moviendo las cejas de forma picara, para luego mirarme. Fruncí el ceño ante su rara mueca, haciendo su misma acción para mirar mis pies. Allí se encontraba la camiseta de Mikasa, la que usaba para dormir.

—Sé que vas con el enano. Se lo veía menos gruñón que de costumbre—comentó pensativa—. Dominaste a Levi de su malhumor, acaso ¿Lo chantajeas con productos de limpieza? —Dio una leve risa ante su comentario.

— ¡Por favor no se lo diga nadie! —comenté sonrojada.

—No diré nada —comentó, para luego irse al ver a otro recluta algo rubio.

Continúe mi camino, ser sigilosa no es lo mío.

Al llegar, observe la madera oscura que tenía en frente. Suspiré profundo y toque con nerviosismo la puerta, escuchando una escasa voz adentro, dándome permiso para entrar.

— ¿No te vio nadie?

Eso fue lo primero que me preguntó. Alce mi diestra hacia mi nuca, tratando de eliminar la parte en la que Hanji me vio.

—Hanji te vio ¿No? —preguntó, pasando una mano en su rostro.

— ¿Cómo lo sabias? —pregunté rápidamente.

El pequeño hombre soltó un bufido, para luego dirigirse a una puerta y abrirla.

—Tsk, te delataste sola, estúpida. Entra.

Pase de forma apurada a la habitación, antes de recibir un golpe hacia mi persona.

El lugar era simplemente enorme. Su título de capitán se notaba desde lejos, ante el gran cuarto, que era fusión de dos habitaciones juntas y sin contar que estaba limpia.

—La otra puerta es el baño, úsala para cambiarte. Yo ya vuelvo—dijo para luego cerrar.

Me metí curiosa al baño, viendo si era igual de enorme. Pero no, era igual al de las habitaciones compartidas. Empecé a cambiarme, mientras la luz de una vela iluminaba el lugar.

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Al meterme a la cama de un salto, dejando mi ropa sobre una silla; Levi entró malhumorado y fue al baño a cambiarse. Tardo unos minutos para volver con un pantalón y una camiseta.

—Te unirás a mi escuadrón, mocosa —comentó para luego acostarse. Asentí mirando el techo, el silencio era algo incómodo, el cual iba a romper de una u otra forma—. Es la primera vez desde hace mucho que duermo en la cama.

Lo miré algo confundida, observando su rostro relajado, mirando las diferentes figuras que hacia la madera al unirse con otra.

—Por esos papeles ¿No?

Asintió para girarse a su lado.

—Buenas noches—dijo y apago la vela.

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