Querer que me quieras.

Lo siento.

Me dan ganas de llorar de tan solo pensar que estoy a punto de perderte.

Tengo ganas de gritar tan fuerte que te amo, que te extraño y te necesito, pero mis miedos son más grandes que todo lo que siento.

Aún me río de todas las veces que me ponía roja por ver como me observabas y sonreías de una manera tan particular.

Creo que me estoy convenciendo que te pierdo, que lo nuestro fue un simple: intento de jugadas, un intento de absolutamente todo lo relacionado al amor.

No hay otra opción, no hay otra salida, te pienso y me pongo a escribir sobre como era tu voz. Lamentablemente me alejo de lo que alrededor mío aún queda, porque no quiero acordarme de vos, no de nuevo.

Detesto saber que estás presente en todas partes, que ni las lineas ni los versos bastaran para olvidarte de una vez.

Me contradigo diciendo que te amo, que me gustas y me encantas porque a los dos segundos siento que te odio.
Me engaño, te dejo aludido al decirte que ya no existe lo nuestro, al pronunicar que yo no te quiero.

Lo siento, siento tanto hacer esto, pero estoy a punto de estar en caída libre como si no valiese nada, se van conmigo los comentarios bonitos y positivos sobre la vida, además de los que tanto dicen que soy. Lo siento pero acá mandó el miedo, la poca razón del sentimiento.

Lo siento, por aquél beso, lo siento por perderte en este preciso momento.