Capítulo 1 - Comportamientos extraños.

947 87 65
                                    

Ron, así es como me llamo, soy el típico joven que no sabe qué hacer con su vida, pero aun así sigue estudiando, tengo 18 años de edad y me gusta salir a divertirme con mis amigos.

Un nuevo día ha llegado, con el un nuevo día de escuela, sé que se escucha aburrido y es aburrido, pero a mí me gusta ir a la escuela por la simple y sencilla razón de que veo a mis amigos.

Me pongo de pie y caminó hasta mi armario, lo abro y tomo cualquier cosa que logro ver, me pongo la ropa y salgo de la habitación.

Caminó hasta la habitación de mi hermano Carlos y toco dos veces su puerta, espero algunos segundos a que la abra, al no obtener repuesta la abro y lo veo aún dormido.

—¡Carlos! —le gritó, mientras le lanzo una almohada.

Él despierta rápidamente y me mira con furia, luego vuelve a acostarse y taparse completamente con la cobija.

—Llegarás tarde a la escuela —susurró, saliendo de su habitación.

—¡Oh dios! —grita Carlos poniéndose de pie.

Llego hasta la cocina donde mamá a colocado nuestros desayunos en la mesa, tomo asiento y me dispongo a desayunar.

—Provecho —menciona mamá sonriendo.

Sonrió al ver a Carlos entrar corriendo a la cocina, incluso puedo darme cuenta que se ha colocado la playera al revés.

—¿Qué pasa Carlos?, ¿Por qué tanto alborotó? —pregunta mamá algo confundida.

Carlos toma asiento en la silla y veo que literalmente se atasca su desayuno en la boca, abro los ojos del asombro y no puedo evitar soltar una pequeña risa.

—No puedo llegar tarde a la escuela, hoy tengo examen —grita Carlos saliendo de la cocina.

Mamá me observa frunciendo el ceño, ella sabe perfectamente que no es tarde, que a Carlos no se le hacía tarde y que yo fui el culpable de su preocupación.

—Él no me hizo caso al despertar —añado con una sonrisa en el rostro.

Me despido de mamá y tomo mi mochila, salgo de la casa y veo que el camión escolar se detiene frente a mí.

—¡Vamos joven Ron no tengo todo el día! —menciona Robbie el conductor del camión.

Lo saludo y subo al camión, rápido caminó hasta llegar a Pablo, veo que escribe en su libreta, rápido me doy cuenta que no ha hecho la tarea.

—Nunca entiendes Pablo, luego no te quejes cuando repruebes —susurró volteando a verlo brevemente.

Él me mira con enojo en su rostro y continua con lo suyo, yo veo por la ventana.

El camión se detiene fuera de la escuela, todos bajan de él incluidos Pablo y yo. Rápido veo que Samantha y Marisol se acercan a nosotros.

Los cuatro juntos caminamos hacia la puerta principal, sólo que algo llama mi atención rápidamente, todos los alumnos fijan su mirada en algo así que decido voltear y verlo con mis propios ojos.

Flor, nuestra amiga extraña y millonaria baja con toda la clase posible de una gran limosina color blanco. Todos la observan con envidia, creo que me siento afortunado de ser uno de sus pocos amigos.

—Hola —añade Flor, para luego seguir caminando.

Pablo, Samantha, Marisol y yo le respondemos el saludo y luego nos disponemos a caminar detrás de ella, hasta que voltea a vernos con odio.

—¿Qué pasa Flor? —pregunta Marisol confundida.

—Sólo les habló porque sé que algún día tendré el privilegio de asesinarlos —sonríe ella para luego dirigirse al baño.

Marisol y Samantha rápido apresuran el paso para alcanzarla. Pablo y yo simplemente nos miramos entre si algo aterrados, luego seguimos nuestro camino hacia nuestras clases.

Es extraño que Flor nos haya hablado así, nunca lo había hecho, pero todo es extraño relacionado con Flor. Nunca vienen sus padres a las reuniones, ella es enojona, rara incluso podría pensar que es una psicópata sino fuera mi amiga.

—Ve eso —Pablo señala hacia la esquina del salón.

Fijo mi mirada hacia ese lugar y veo a Juan y Valeria besándose, esa es la razón por la cual casi nunca están cerca de nosotros, siempre están juntos, demasiado juntos.

***

Veo fijamente a Flor quien se encuentra sentada en la banca, ella fija su mirada en mí, algo que logra incomodarme por algunos segundos.

—¿Qué pasa Ron? —pregunta ella confundida.

—Nada, es sólo que no logro comprender porque en la mañana fuiste muy grosera con nosotros, tus amigos —la miró fijamente.

—Es broma, ¿Sabes cómo soy no? —pregunta Flor frunciendo el ceño.

—Claro, se perfectamente cómo eres —le digo desviando mi mirada de su rostro.

—Entonces no teman... ¿Sabes? Tengo unas inmensas ganas de cortar un dedo, ¿Me prestarías tu mano? —Flor tiende su mano para tomar la mía, yo la observo aterrado.

—¿Qué te está pasando Flor? —le comentó, mientras me pongo de pie y me alejo de ella.

—¡Nada, siempre he sido así! —grita Flor desde la banca.

Suspiró profundamente y entro a mi clase, rápido tomo asiento junto a Marisol, a ella parece gustarle esta clase, pues la veo tan entusiasmada.

—Deberías poner atención Ron —comenta Marisol angustiada.

—Sí, si como tú digas —añado tomando una pluma y anotando lo que se encuentra en el pizarrón.

Las horas pasan y la hora de salir de este infierno llega, todos salen apresurados del salón y yo no soy la excepción.

Corro lo más rápido que llego hasta la puerta principal, sólo que soy detenido por Flor quien se coloca delante de mí y me sonríe. Puedo notar que Pablo, Marisol, Samantha, Juan y Valeria también se encuentran aquí.

—¿Qué pasa? —preguntó, mirando a todos fijamente.

—Como ya todos saben soy extremadamente rica, así que he decidido, ya que son mis amigos o eso creo, de llevarlos a una de mis tantas casas de campo este fin de semana, ¿Qué les parece? —Flor mantiene una gran sonrisa en el rostro, mientras todos nos miramos entre sí.

—Me parece una gran idea, así conocemos a tus padres —agrega Samantha emocionada.

Todos los demás comienzan a sonreír y aceptar ir a la casa de campo de Flor, al final yo termino aceptando. Nunca hemos ido a casa de Flor, es una gran oportunidad para conocerla mejor y conocer a sus misteriosos padres.

Al llegar a casa rápido me dirijo a mi habitación, me detengo por completo al pasar por fuera de la habitación de Carlos donde se escucha una noticia que parece ser importante.

—¿De qué es? —le preguntó a Carlos.

Él voltea a verme por algunos segundos, luego regresa la vista hacia el televisor.

—Otra víctima más de los asesinos doble "M", si vieras como han dejado a su víctima esta vez —comenta Carlos sorprendido.

—No me importa la muerte de otras personas —añado frunciendo el ceño.

Me dirijo a mi habitación, entro y cierro la puerta fuertemente me lanzo a la cama intentando tomar una relajante siesta.



..............

Primer capítulo, espero les haya gustado. Voten, comenten y compartan esta historia con sus amigos, hasta la próxima.

Psicópata por herencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora