La Partida De Los Mixtos

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        El primer lunes de diciembre fue precedido por el segundo martes del mes, eran las seis de la mañana cuando llamaron al cuarto 243, los chicos se quejaron pero el único que se levantó de la cama para abrir fue Darío que estaba más cerca.

        −Buen día, − le dijo Lábiro al verlo abrir con cara de dormido, − vayan levantándose que salen a las ocho para Alborada.

        − ¿Salen? ¿Vos no nos vas a llevar? − Le preguntó Darío refregándose los ojos para quitarse las lagañas.

        −No puedo, los llevarán hasta Córdoba y de ahí tomarán un ómnibus hasta allá. − Le terminó diciendo mientras se marchaba en dirección al cuarto de las chicas.

        Álmiro se estaba duchando, y no dejaba de pensar en su familia, después de un mes los volvería a ver, pero tampoco podía dejar de pensar que justo enfrente de su cuarto podría estar el nombre de su otra familia, la biológica.

        "−Ellos tampoco se molestaron en buscarme, − se decía así mismo − si lo hubiesen hecho me hubiesen encontrado porque del orfanato de Córdoba me fui directamente a Alborada. Pero... ¿qué tal si ellos ahora están muertos y murieron para protegerme de algún demonio que los perseguía o algo así?... Aunque también está la posibilidad que directamente no querían un hijo y por eso me dieron en adopción. Soy mestizo, eso quiere decir que a la mujer que me procreo la pudieron haber violado y ella despues me dio en adopción en lugar de abortarme... ¿Cuál de ellos será el Equilibrador? ¿El hombre... la mujer?

        La cabeza de Álmiro era un remolino de preguntas, dudas y teorías acerca de sus padres biológicos.

        −Dale Álmiro que necesito entrar al baño. − Le pidió Leandro mientras golpeaba la puerta.

        − ¿Qué tanto apuro tenés? Además hay dos baños. − Le respondió él mientras se ponía shampoo en la cabeza.

        −Sí pero Ignacio cerró con llave y necesito urgentemente hacer pis.

        −Si tanta urgencia tenés pasá... si te animás. − Le dijo en tono burlonamente desafiante.

        La puerta se abrió. Álmiro se sorprendió porque no pensó que entraría, sintió como Leandro levantó la tapa del inodoro y empezó a orinar con fuerza.

        −Al principio no quería venir y ahora es extraño tener que irnos ¿no crees? − Le dijo Leandro.

        −Sí, supongo.

        − ¿Crees que alguna vez necesitaremos usar lo que aprendimos acá? − Volvió a preguntarle Leandro mientras jalaba la cadena del baño.

        −Ustedes no sé, pero yo sí. Tengo sangre de Equilibrador y los demonios nos persiguen para matarnos.

        Leandro camino unos pasos y se quedó mirando el vapor que salía de la ducha por encima de las cortinas e hizo un gesto como dándole la razón a Álmiro, aunque éste no pudo verlo.

        −No te vayas a lavar las manos ahora ¡AAAAAH! − Gritó Álmiro cuando se había quemado con el agua caliente que salía de la ducha.

        −Jajaja, − se le rio Leandro − perdón Almi, no me di cuenta. − Dijo, y cerrando la canilla se fue dejándolo solo.

        Cuando salió de la ducha Álmiro se quedó mirando a la puerta por donde había salido Leandro, como si algo en ese chico le llamase la atención, luego sonrió y tras secarse y cambiarse salió del baño dándole paso a Darío.

ENTRE ÁNGELES Y DEMONIOS - Las Sociedades OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora