Geraldine no puede recordar cuando dejó de ser la niña dulce que todos adoraban para convertirse en lo que es ahora: un desastre. Un desastre como hija, como hermana, como amiga.
Lo único que sabe es que dentro suyo hay un vacío que no ha lograd...
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Charlotte bajó la escalera sin dejar de mirar a Charles. Moría de ganas de acercarse y ordenarle que le aclarase todo de una vez, que dejara de dar vueltas y terminara con el sufrimiento de su hermana, pero sabía que no era lo correcto. Geraldine era quien tenía que enfrentarlo, quien tenía que dejar en claro las cosas como la mujer adulta que se suponía que era.
Cuando estuvo en la planta baja, en el salón donde todos estaban celebrando su cumpleaños, se quedó de pie contemplando a sus invitados. Había mucha gente, pero ella solo podía pensar en tres personas que querría que estuviesen allí y ninguna de las tres había podido lograrlo.
Nina, que la había llamado a medianoche y por la tarde, pero a quien se le hacía imposible volar porque tenía exámenes en esa semana.
Max, quien la había sorprendido esa mañana antes de despertar, pero solo había podido estar allí pocos minutos porque la tarea súper secreta que le habían asignado no se lo permitía.
Y por último, su abuela. Extrañaba como loca a su abuela. Era el primer cumpleaños que pasaba sin ella y sufría más su falta que la de todos los demás.
—Parece que alguien no se está divirtiendo —oyó decir a su padre que se paró a su lado y se apoyó en la pared—. ¿Qué sucede, Char? Eres la última persona que debería estar sola y en un rincón esta noche.
—Sabes que nunca fui del tipo de persona que se divierte en una fiesta. Por lo menos no de la misma forma que los demás —compuso ella con una media sonrisa.
Alioth arrugó la frente. —¿Entonces por qué hicimos una fiesta? Podríamos haber buscado otra forma de festejar tu cumpleaños.
Charlotte se encogió de hombros. —Fue idea de mamá y no pude decirle que no. Parecía tan ilusionada...
El Rey suspiro y pasó un brazo alrededor de los hombros de su hija antes de darle un beso en la mejilla. —A veces, cariño, puedes ser la más dulce de todas. Es por eso que papá va a compensarte, ¿qué te habría gustado hacer para tu cumpleaños?
Charlotte sabía exactamente lo que quería. Ya lo había pensado y de alguna forma, esperado que alguien le preguntase eso. —Me gustaría ir a visitar a la abuela. Yo la extraño mucho y es mi abuela a pesar de todas las cosas que dicen que hizo. La quiero, papá. ella siempre fue buena conmigo. Le debo mucho.
Alioth presionó los labios juntos y ella supo que la idea no le agradaba. Pero la entendía. Char no era la única que quería a Arlet más allá de que fuese culpable de cosas horribles. Uno podía seguir amando a una persona a pesar de no poder perdonar sus acciones.
Así que en lugar de oponerse, Alioth preguntó: —¿Cuándo quieres ir? Puedo arreglar el viaje para mañana mismo.
Char sonrió y lo abrazó. Estuvo a punto de decirle que sí, pero Geraldine se coló en su mente y sus planes se vieron frustrados. —Me encantaría, pero no creo que sea una buena idea.
