Las fiestas de los Van Helmont se habían vuelto tan trágicas en el último tiempo que la familia había preferido no organizar ninguna en meses. Ninguno de los miembros de la familia se sentía lo suficientemente seguro como para organizar nada más grande que una simple cena.
Era por ese motivo que todos estaban tan nerviosos y emocionados por igual ante la idea de darle a Charlotte una fiesta de cumpleaños. Era algo tan pequeño como la Familia Real era capaz de permitirse. Char no necesitaba más, no tenía muchos amigos y tampoco reparos en ofender a alguien por no ser invitado.
Dina y Char se arreglaron juntas durante toda la tarde. A pesar de no ser una fiesta de gran magnitud, disfrutaron que sus estilistas las embellecieran durante horas. La parte divertida de ser la hija del Rey, como Dina solía decir.
Dado que no sería en el palacio sino en la casa de Jess y Daniel, todos empezaron a partir hacia allí a lo largo de la tarde.
Bri y Caroline habían estado en la casa de su Jessania durante todo el día, por lo que los tres hombres de la familia partirían con Char media hora luego de comenzada la fiesta, dándole a todos tiempo de llegar allí antes que la cumpleañera.
Nadie llegaba tarde al cumpleaños de la princesa. Nadie.
El rencor de Charlotte era temido por todos.
Geraldine había partido unos diez minutos antes que ellos, junto a Charles que había pasado a recogerla. Robert no lo aprobaba, no estaba feliz con esa relación clandestina y lo dejaba claro cada vez que podía.
Dina trataba de ignorarlo, diciéndose a sí misma que cuando saliera a la luz, mucho más pronto de lo que él creía, todo estaría bien. Todo se arreglaría.
Llegaron a la fiesta e ingresaron al salón principal pasando casi desapercibidos. Nadie prestó especial atención al hecho de que ellos dos hubiesen llegado juntos y fue un alivio para los dos. Sin perder tiempo se acercaron a Brianna que ya había puesto su mejor sonrisa para recibir a todos y que en ese momento estaba hablando con un joven que a Dina le resultó muy familiar.
—¡Hola niños! —Saludó Bri al verlos acercarse y los dos se miraron pensando en lo mismo. Niños. Para ella siempre serían unos niños.
—Hola, mamá y... Walden.
El joven amplió la ya inmensa sonrisa ante su sorpresa. —Hola, Dina. Charles. No me miren así, Charlotte me invitó.
—Sí —ratificó Brianna—. Estaba conociendo al señor Bryer y dilucidando cómo es que se hizo amigo de Charlie.
—¿Y lo descubriste? —Inquirió Charles arrugando la frente en un gesto de desconfianza. Dina disimuló su sonrisa boba ante el gesto protector de Charles hacia su hermana. Siempre había sido así, siempre lo había admirado por defenderlas y cuidarlas tanto. Ahora era otra de las cosas que la hacían sentir enamorada.
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Cocktail Real, entre besos y mentiras #Descontrol en la realeza 4
General FictionGeraldine no puede recordar cuando dejó de ser la niña dulce que todos adoraban para convertirse en lo que es ahora: un desastre. Un desastre como hija, como hermana, como amiga. Lo único que sabe es que dentro suyo hay un vacío que no ha lograd...