Debajo de sombra de un gran árbol en el jardín de los Ballas, las tres jóvenes llevaban horas sentadas alrededor de una pequeña mesa redonda hablando de todo lo que había ocurrido en ese año que habían estado separadas. Si bien se comunicaban todos los días, nada se comparaba con a una conversación cara a cara.
Geraldine no conseguía distinguir quién de las dos, si Nina o Char, tenía la sonrisa más grande y cargada de felicidad esa tarde. Su mejor amiga no dejaba de tocar el anillo que tenía colgando en su cuello y su hermana les había contado que al fin había visto a Max la noche anterior.
Las amaba, pero no podía evitar sentir envidia. Toda su vida soñando con enamorarse y vivir su propia historia de amor y ahora se sentía como un personaje secundario en el cuento que tenía como protagonista otras personas. Pero lo conseguiría, se repitió toda la tarde, solo tenía que ser paciente.
—¿Entonces en qué está trabajando Max exactamente? —Preguntó Nina—. Porque Frankie se mostró muy reacio a decirme qué es lo que están haciendo.
Charlie suspiró. —Yo tampoco sé mucho, no tuvimos mucho tiempo como para hablar de trabajo.
—¡Claro que no, porque estaban ocupados haciendo otras cosas! —Bromeó Dina soltando una risa y alzando las cejas de modo sugestivo.
La princesa abrió los ojos de par en par y luego desvió la vista hacia el rosedal de Ría a unos metros de distancia. —Ya cierra la boca, Geraldine.
—¡Vamos, Charlie! Tienes que contarnos, queremos saber todos los detalles. ¿Verdad, Nina?
La castaña negó con la cabeza como una madre reprobatoria. —No, Dina. Respeta su privacidad.
Char miró a Nina con agradecimiento y contraatacó a su hermana. —¿Por qué no hablamos de ti, Geraldine?
—¿Sobre mí? ¿Qué puedo contar sobre mí? Mi vida está es su momento más aburrido, no tengo nada que contar más de lo que ya les he dicho. El campo, el refugio...
Nina la miró como si no le creyera del todo y se inclinó hacia ella. —¿Y Charles? ¿No hay nada que tengas para contarnos sobre él?
—Nada en absoluto. Anoche apenas lo vi —suspiró y confesó: —Tenía la esperanza de que me hablase ayer, como un anhelo secreto. Pero no lo hizo. Tal vez... Tal vez él ya siguió adelante sin mí.
—Honestamente, lo dudo —agregó Nina con una risita y estiró un brazo hacia ella—. Mi hermano no es de los que se rinde fácil. Tal vez solo te está dando el espacio que le pediste. Hablaré con él e intentaré sacarle algo de información.
Geraldine no estaba tan convencida. Deseaba con todo su corazón que él la esperara, pero era algo muy egoísta de pedir en especial cuando era ella quien se había ido.
Dina negó con la cabeza varias veces. —No, no quiero saberlo. Si me entero de algo que me quite la esperanza, mi plan va a perder uno de sus objetivos finales y no sé como lo tomaría.
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Cocktail Real, entre besos y mentiras #Descontrol en la realeza 4
Tiểu Thuyết ChungGeraldine no puede recordar cuando dejó de ser la niña dulce que todos adoraban para convertirse en lo que es ahora: un desastre. Un desastre como hija, como hermana, como amiga. Lo único que sabe es que dentro suyo hay un vacío que no ha lograd...