XII. Epílogo.

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Tengo que admitir, que ahora me encontraba completamente celoso.

Hace como una hora todos estaban amontonados con el capitán, todos felices por él que haya vuelto a la normalidad, lo que me parece algo bien.

P E R O...

YA ALÉJENSE DE MI HOMBRE.

Mikasa estaba con la misma expresión de fastidio que yo ahora tenía en el rostro.

Que bueno que el enano regresó a la normalidad, así ya podrá dejarte en paz. - habló la chica volteándose a verme.

Si lo que digas. - respondí sin interés.

Estaba más concentrado en buscar la mirada de mi superior, lamentablemente fallé.

Por lo que al no tener algún otro motivo por seguir aguantando el fastidio de mirar al pelinegro con otras personas, me levanté de la silla del comedor donde estaba para salir del lugar, yendo directamente hacia mi habitación.

El sótano.

Hubo un momento durante el transcurso de mi caminar que me encontré con el comandante Smith, quien el rubio solamente me dedico una amable sonrisa para después seguir con lo suyo.

Solté un pequeño ruido por mi actitud pasada y proseguí moviendo de mis pies.

Bajando las escaleras del castillo para llegar mi espacio personal, algo hizo que volteara a mirar hacia atrás.

No te ves muy feliz. - dijo el hombre de baja estatura.

Era verdad, no lo estaba.

Si lo estoy. - respondí y mentí.

Nunca le mientas a tu superior.

La voz del capitán resonaba fuerte por el eco del sótano.

Bien, no lo estoy...

¿Alguna razón? -Preguntó el de baja estatura acercándose a mi, y quedó apoyando su espalda en la pared.

¿Debería decirle? "Oh capitán, estoy tan celoso de todo el escuadrón" No, no.

O a lo mejor si, bueno... él está preguntando.

Habla. - Pidió el capitán.

Estoy celoso... - dije en un muy bajo susurro.

¿Qué? -Preguntó el hombre al no escuchar perfectamente lo que había dicho. 一 Repitelo.

Mierda...

Dije - Tome un poco de aire para luego volver hablar. 一 ¡Estoy celoso!

¿Por qué mierda estás celoso?

Ya no puedo mas.

Si iba a ser reprendido, que sea por algo que valga la pena.

Poco a poco todo mi joven ser juntó de sus fuerzas para soltar las siguientes palabras:

Estoy celoso, muriendo de celos, tal vez sea una completa tontería o cosa infantil mía, pero no puedo evitarlo, usted no tiene idea, pero pasé todos los días cuidándolo, protegiéndolo, tratando de alejar a todos de usted e incluso alejé al comandante Erwin, todo porque no quería compartir a la persona que amo, sea un niño o no, mis viejos sentimientos hacia el capitán no cambiaron para nada, al contrario fueron creciendo, pude tener una faceta tan tierna e inocente del capitán, que me hierve de celos en solo pensar compartirla con todos. - me acerque al hombre dejando mis manos en cada lado de su cuerpo, apoyándome de la pared. 一 Me enamoré de usted desde tiempos atrás, pero verle y conocer su lado más sensible y humano, teniendo por fin en cuenta que el capitán es alguien frágil de desea sentirse amado, y yo, un joven que vive su día con el miedo de morir en batalla, quiero ser esa persona que le haga saborear del amor.

Prácticamente acorralando de él.

Realmente no sé que estoy diciendo, pero las palabras se me salen solas.

¡Capitán!

El mencionado solamente alzó de una ceja.

Me gusta, estoy enamorado de usted. - me confesé.

Por fin lo hice. ¡Si voy a morir al menos no fue en vano!

Tú igual me gustas.

Y no quiero perderlo, quiero que sea solamente mio, y que... ¡ESPERE! ¿¡QUÉ DIJO!?

Un momento épico para la vida mía, me quedé anonadado o mejor dicho, atontado.

Tks... Dije que tu igual me gustas. ¿Acaso no te lavas las orejas? -contestó simple, volteando su rostro hacia otro lado.

Qué.

YO... YO LE GUSTO AL CAPITÁN, SOY CORRESPONDIDO.

El brillo de mis ojos se hizo notar al escuchar al pelinegro, sin pensarlo me acerque a sus labios para besarle sin ningún permiso, movía de manera torpe mis labios esperando la respuesta de los labios ajenos, mis manos se apoderaron de las caderas del hombre, dejándolas en ese lugar, poco después el beso finalmente se formo cuando Rivaille movía de sus labios, entreabriendo un poco de ellos, profundizando la danza del beso.

Por falta de aire, me alejé, cortando de la conexión, dejando unos cuantos centímetros de separación de nuestros rostros.

Su rostro estaba muy ligeramente sonrojado, su respiración se volvía lenta, llevó una mano hacia su rostro cubriendo de sus adorables y sonrojadas mejillas.

Maldito m-mocoso... Espero que te hayas lavado esa boca tuya. - dijo evitando que su mirada chocara con la mía.

Era tan precioso.

Solamente me limite a sonreír, sin quitar mis manos de su delgada cintura.

Capitán, quiero pedirle algo.

¿Mmh?

Sea mio, solamente mio. - dije observando como sus mejillas se volvían nuevamente rojas.

Mmh... Ya veremos.

Al escucharlo, no pude evitar sentir tanta felicidad.

Con atrevimiento, comencé a dejar dulces besos sobre las mejillas sonrojadas del capitan.

Mocoso... - El pelinegro cerró de sus ojos, dejando que yo deposite los suaves besos en su rostro.

Lo amo mi pequeño capitán.

Lo amo.

Pequeño Rivaille [Ereri]- Edición -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora