Capítulo 10:

87 4 3
                                    

Por suerte, Viviana se ha creído la historia de que he estado jugando con fuego en la cocina, por otra parte creo que Sabrina no se acuerda de nada de lo que ocurrió en la fiesta luego de estar ebria por tanto tiempo y Javier, bueno… El huyó por una razón que no conozco.

Además del pequeño problema en la cocina de Viviana no he dejado de pensar en aquel beso con Sabrina… Luego de haberles explicado todo como la historia menos creíble en el mundo tuve que irme, no podía seguir captando las miradas de odio que me lanzaba Viviana. No me dio tiempo de despedirme de aquella ebria Sabrina por buscar a Javier por toda la casa.

Aún no he dormido ni un minuto, solo espero a Elio para que me cuente que ha pasado luego de que me fui de la fiesta. Elio llega a las 4 de la mañana y no me molesta esperarlo ya que no he tenido ni un poco de sueño. Por otra parte puedo notar que Elio entra algo ebrio a mi habitación y no puedo evitar preguntarle qué ha pasado con Sabrina pero este solo me ignora y se lanza a su cama, no pasa un segundo cuando ya está durmiendo.

—No has dormido nada. —Dice Elio cuando se levanta de su cama y no es una mentira. No he dormido en toda la noche—. Que noche tan loca…

— ¿Que ha pasado en la fiesta luego de que me fui? —No pierdo ni un minuto para preguntarle, por tal cosa no he dormido.

— ¡Oye! —Exclama Elio—, pero déjame comer algo antes, o mejor: cepillar mis dientes.

No puedo quejarme, Elio tiene un terrible aliento… Una combinación de todo tipo de licor con un poco de basurero maloliente. Luego de que cepilla sus dientes sale de la habitación y va a la cocina a hacerse un pequeño desayuno.

— ¿No piensas contarme nada, cierto? —Pregunto mientras lo sigo a la cocina.

—No. —Responde Elio con su sonrisa maquiavélica un poco fingida en su cara.

—Ok. —Digo, aunque por dentro esté muriendo por saber sobre Sabrina o si Javier volvió a la fiesta, pero, puedo esperar he ir a casa de Sabrina.

—Veo que madrugaron —Dice Alessandro entrando a la cocina—. ¿Están emocionados por entrenar?

—Créeme que no. —Respondo.

—Ignacio —Dice Elio—, eres el mayor problema que he tenido. No veo el momento en el que aprendas a controlar tu piedra.

—Que divertido —Digo—. Por si no lo has notado ya me estoy volviendo un experto con esto.

—Muy experto —Responde Elio con su acento y su voz de cretino—, tanto que incendiaste la cocina de Viviana.

— ¿Qué? —Pregunta Alessandro confundido—, ¿Incendiaste la casa de la chica?

—No… —Respondo— Solo está exagerando. Como siempre.

— ¿Y entonces…? —Pregunta Alessandro aun confuso— ¿Qué ocurrió en la fiesta de esa chica?

—No sabía que teníamos reuniones matutinas… —Dice mi madre con su bata de baño y su taza de café en mano cuando entra a la cocina.

Elio se sienta con su cereal en la mesa y solo se ríe del lio que ocasionó.

— ¿No piensan decirme que ocurrió en la fiesta de la chica? —Pregunta Alessandro empezando a enojarse.

—Nada —Respondo—, A demás de Elio procreándose con Viviana.

Elio escupe su cereal y su sonrisa cambia a su cara malhumorada de siempre. Cada vez que alguien dice algo la situación se vuelve más difícil de explicar.

— ¿En serio? —Pregunta mi madre— ¿Por qué a esta edad? Aun eres joven y puedes vivir feliz un poco más.

— ¡No! —Exclama Elio— Nada de procreación, nada de eso ocurrió, lo dice pare evitar el tema de su pequeño incendio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 29, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Elemento (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora