05 | Un reencuentro cada vez más cerca.

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  NATALIE

Una semana después.

Mi primer día trabajando en una veterinaria. 
En cuanto ví el letrero en la veterinaria del señor Hank hace tres días, no dude ni un segundo en venir a pedir trabajo, y apesar de que estaré en prueba por dos semanas estoy feliz.
En el fondo se que el señor Hank sabe que me quedaré el trabajo, a él debo mi amor por mi trabajo.
El fue testigo de las miles de veces que me colaba a su veterinaria para observar como los atendía, bañaba o vacunaba.

Salgo del local con una sonrisa en el rostro, nada me puede quitar mi felicidad justo ahora. 
Camino por la acera pendiente de no perder la cordura y ponerme a gritar como loca en medio de la calle, tengo que pasar a recoger a Riley al instituto, ya que le prometí tomar una malteada juntas. 
Aún faltan veinte minutos para que salga y estoy a una calle.
Suspiro sacando el teléfono celular de mi bolso cuando comienza a sonar.

Es Freya, mi amiga en Atlanta.
Ahora que lo pienso no he hablado con ella desde que regrese a Santa Monica.
Justo cuando estoy por contestar, un tipo pasa corriendo a mi lado, tirando mi teléfono y de paso cayendo el también.

Mentira, mi felicidad me la acaba de quitar este tipo.

Con rapidez me agachó a recoger mi celular, lo hago con la esperanza de que no le haya pasado nada. Pero hago una mueca cuando le doy la vuelta. La pantalla de mi celular está estrellada.

Alzo la mirada, dispuesta a reclamarle al estúpido que me empujó y que es causante de que mi celular ahora este roto, pero me quedo paralizada al ver al chico frente mío. 

¿Por qué de todas las personas que hay en este estado, tengo que encontrarmelo justo con él?

— ¿Natalie?

El chico risueño de rulos que conocí en mi adolescencia ha quedado en el olvido. Ahora no estoy segura de que sea el mismo chico que me defendía y trataba como una hermana más. 

Neo Wright, ahora es un famoso peleador invicto de la UFC, dueño de tres gimnasios y dos consecionarias. Sé de el porque cada que tenía una pelea, me sentaba en el sofá con un tazón de palomitas para verlo pelear.

Y ahora, después de tanto tiempo sin verlo personalmente, está aqui. El mejor amigo del chico que rompió mi corazón está frente a mi. Luciendo un conjunto de deporte. Con ese cabello ruloso pegado a la frente por el sudor, sus mejillas están rojas por el ejercicio. 

Neo Wright me mira como si tuviera tres cabezas, el está tan sorprendido como yo de verlo.

— Hola Neo. — Le doy una sonrisa incómoda, ninguno sabe que decir. 

En realidad el y yo nunca nos llevamos mal, de echo era como mi mejor amigo. Ambos pasábamos largo tiempo burlandonos a costa de Jared, fuimos tan amigos que incluso soy la única que sabe que perdió su virginidad con la vecina de treinta y cinco años en ese entonces, de su padre. 
Si, eso ni Jared lo sabía y en el fondo deseo que siga permaneciendo así.

Me sonríe, como si en realidad le diera gusto verme y noto el hoyuelo en su mejilla derecha. Siempre fue el más tierno, a pesar de su dura infancia y parte de su adolescencia.

Neo Wright es un chico lleno de vida.

— Regresaste. 

LAS VECES QUE TE AMÉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora