08 | Recuerdos plasmados en papel.

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NATALIE







Mi día libre. Casa sola.

Eso implica limpiar la casa con la música a alto volúmen, limpiar mi habitación y lavar mi ropa, mientras bailo y canto las canciones de mi playlist. 

Mis padres se marcharon a primera hora de la mañana a casa de mi abuela paterna, y Riley se fue hace media hora con su amiga a la plaza, según me dijo volvería a las seis. La visita de mi hermano y su familia no la espero, pues ayer nos contaron que irían a la playa con la familia de Jiley. Así que sí, solo soy yo, la casa y mi música. 

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He terminado de lavar mi ropa. La cual ya he doblado y acomodado en mis cajones. El resto de la casa ya también está limpia, solo me falta mi habitación. 

Estoy sentada en la alfombra color violeta que hay en medio de mi habitación, al rededor mío tres cajas grandes con cosas que empaque para no verlas y las cuales ahora tengo que abrir para ver lo que me sirve y lo que no. La música en mi cuarto ya no es alegre, de echo cada canción que pasa es más deprimente que la otra.  Siento que hoy es uno de esos días dónde te despiertas con el pie derecho, todo parece ir bien hasta que de un momento a otro el sentimiento de tristeza y soledad empieza a abarcarte poco a poco. Mi estado de ánimo empeora cuando tomo algo entre mis manos que me trae varios recuerdos. Me hace tensarme y maldecirme por no haberla tirado cuando pude. 

Recuerdos de años pasados, de momentos a su lado. De amor y de dolor.

Frente a mi, yace aquella caja de metal estilo lonchera que atesoraba con mi vida, aquella caja esconde todas esas cartas que escribí para él, cartas que sin embargo nunca envié. Todas y cada una de ellas, llevan su nombre escrito con dolor. En un tiempo comprendía su comportamiento autodestructivo, había perdido a su madre. Nadie es el mismo después de perder a uno de sus padres.
Asistía a la escuela con menos frecuencia, se la pasaba en las calles bebiendo con aquellas malas influencias, drogándose sin siquiera tener algo de alimento en el estómago, lo que causaba los mareos, vómitos y dolores de cabeza. 

Jared Hale fue el primer hombre que amé en mi vida, incluso aún no se si ya haya dejado de amarlo. Es un milagro que aún no me haya topado con el considerando que Neo ya sabe que regrese. Quizás y no le dijo nada como se lo pedí. Jared Hale es el dueño de muchas de mis primeras veces. 

Brianna me contó acerca de él en nuestra plática de amigas. Dice que ha cambiado mucho y que es un persona completamente distinta; se graduó y obtuvo su título como Arquitecto, ese siempre fue su sueño. Trabaja para la constructora Sadler, es muy bueno en su trabajo. 

Inhaló con fuerza abriendo la caja de los recuerdos, sintiendo una melancolía nadamás observar aquellas todas cartas. El pequeño diario que está hasta el fondo es lo primero que llama mi atención. Lo saco y repaso las hojas que se han tornado de un color sepia por los años, están duras y un poco empolvadas, sin embargo las letras aún siguen plasmadas, no se han borrado ni un poco, lucen como si solo tuviera un mes de ser escrito.En todas ellas vienen los tristes y felices momentos que pase a su lado. 

Leo la primera hoja, no tiene fecha pero se muy bien que día la escribí. Fue aquel día en que me llevo a casa. Y sigo así, leyendo una a una, torturandome con los recuerdos. 

Hola, querido diario.

Hoy fue un día espectacular, la dinámica con mis compañeros fue divertida. Aunque lo que más me gusto, hasta ahora fue el salir del colegio. Carol había venido por su prima Brianna, vino junto a un chico muy guapo de ojos cafés. Me gustó. Sus ojos se hacen chiquitos cuando sonríe, se le forman unas pequeñas arrugitas, ¿Sabes? 

LAS VECES QUE TE AMÉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora