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Leer aviso del final. Es importante

J A R E D




Inhaló profundamente, impregnando mi nariz del olor a tierra mojada y el leve aroma de las gardenias que dejo encima de la lápida perfectamente cuidada.

Observo a mi alrededor. Hay una que otra persona llorando a sus muertos, otros solo miran ahí, de pie y en completo silencio. Vuelvo mi vista a la lápida, en la tumba dónde descansan los restos de mi difunta madre. O debería decir mi abuela, la verdad es que prefiero llamar madre a Lorena, pues fue ella la que me crío desde que era un niño tras el abandono de mi verdadera madre. La verdad es que esa es una historia que no tengo ganas de recordar ahora, por lo que tras dejar las flores nuevas en el jarrón de cristal me marchó de ahí con las flores marchitas en mi mano.

Hoy se cumplen nueve años desde que murió, y aún sigue doliendo como el primer día.




Para cuándo llegó a la oficina, son al rededor de las tres de la tarde. Saludo a la chica que está en recepción, la cual me saluda de manera efusiva y sigo mi camino. Tener una relación no está en mis planes actuales ni futuros. No desde ella.

En el camino me encuentro a Gerry, un chico que trabaja en la limpieza y al cual me encargo de saludar con una sonrisa y una palmada en el hombro. Gerry Weber tiene tan solo veinte años y tiene que trabajar duro para mantener a su pequeña hija de dos años, puesto que la madre de la niña la abandonó y quiero reír sin embargo no lo hago pues su historia es tan similar a la mía. El chico me sonríe y me agradece con euforia cuando le tiendo la bolsa que Hope me dió para la pequeña Grecia.

— Está casi nueva según dijo Hope. — El chico asiente con una sonrisa — Amber creció muy rápido.

El chico ríe y una vez más me da las gracias. Sigo mi camino hacia mi oficina tras despedirme de él. Cuando llegó a esta no se porque no me sorprende ver a Lucas sentado en mi silla con sus piernas sobre mi escritorio y las manos detrás de la cabeza.

Suelta una exclamación cuando me ve entrar.

— Vaya creí que tardarias más. — Baja las piernas de mi escritorio y se pone de pie para caminar hacia mi. Coloca su mano en mi hombro — ¿Cómo estás?

Exhaló con fuerza.

— Mentiría si te digo que bien. Pero lo sobrellevo.

Sonríe a medias y nadie se atreve a decir nada más. Entonces la puerta de mi oficina se vuelve a abrir, Lucas y yo nos giramos para mirar al siguiente integrante. Neo Wright entra a mi oficina con el móvil en la mano y riendo de lo que sea que a visto, o le han respondido. Así es, apesar de lo hijo de puta que fui con el en el pasado tras aquel suceso, Neo siguió siendo mi mejor amigo, claro después de darme una golpiza y unas palabras que me hicieron reaccionar.

Alza su mirada cuando carraspeó.

— ¿Cómo están, chicos? — Noto su voz arrastrarse al hablar, así que me imagino que se habrá vuelto a abrir el piercing de la lengua. — Jared, ¿Cómo vas?

Les sonrió a ambos. Entonces Lucas vuelve a hablar.

— ¿Hoy es noche de chicos, no? Lo necesito con urgencia.

LAS VECES QUE TE AMÉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora