La carta que nunca leyó.

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Mi querida Nat…

Observo tus fotos como un maniático. Añorando esos momentos juntos que compartimos, en donde me regalas esas hermosas sonrisas, tus besos y tus abrazos. Esos momentos memorables que por idiota, jodí.

Todas las noches desde que te fuiste, caigo rendido en mi cama, recordando esos besos que compartimos, las veces que fuiste mi fuerte y los momentos en que llore sobre tu hombro desde que mamá me dejo. El como secaste mis lágrimas, la manera en que no me dejabas caer y el amor con el que besabas mis miedos.

Amo tus pequeños y oscuros ojos, la manera en la que frunces los labios cada vez que te enfadas.

Debo admitir que me encantaba verte con aquel uniforme de colegio, que apesar de quedarte grande, te sentaba muy bien. Te hacía lucir tierna y atractiva apesar de que lo negabas.

Debo de admitir que en un principio solo te veía como un juego, pero poco a poco caí en tus encantos. Me deje hipnotizar por esas sonrisas, esos labios y la forma en la que me besabas. Me enamore de ti y no había forma de echarme hacia atrás.

Fui el hombre más feliz cuando decidiste entregarte a mi, en mi mente aún vagan los recuerdos de tus gemidos, de tus ojos llenos de dudas y de los pequeños suspiros que soltaba cada que acariciaba tu piel con mis dedos. Esa noche te hice mía una y otra vez, ambos nos dijimos lo mucho que nos amabamos y juramos hacerlo siempre.

Fue una promesa que en ese momento creíamos, cumpliríamos.

Pero fui yo quien la rompió.

La rompí, te rompí y me rompí. Rompí lo nuestro.
Cambie aquellos momentos de amor, felicidad y calidez por breves encuentros de pasión y adrenalina.

Me deje guiar hacia un camino lleno de vicios después de la muerte de mi madre. Conocí nuevas amistades que no hicieron más que mal aconsejarme y destruirme, aleje a muchas personas de mi lado; te aleje a ti. La única mujer que amó.

Te engañe muchas veces, ignore tus llamadas y te di la espalda cuando más me necesitabas. No estuve para ti y me dije mil veces que era un hijo de puta en cuanto cambie.

Me divertía con mis amigos, me ponía hasta el tope de drogas y alcohol hasta olvidar mi nombre. Me acosté con muchas chicas y me reía a tus espaldas de lo ingenua que eras, aunque por dentro me reprochaba lo imbécil que era.

Mi corazón se fue quebrando poco a poco, las veces que me mirabas con tristeza y decepción me quemaban vivo. Pero mi corazón se rompió aquella noche que hoy maldigo.

La noche que me viste con tanto dolor, con tus lágrimas bajando por esas mejillas que se sonrojaban cada vez que te elogiaba. Tus ojos llenos de tristeza fueron los detonantes de mi corazón roto. Un corazón que se rompió en el proceso de la destrucción del que lo poseía.

Eres y serás por siempre mi más grande amor. Y no sabes cuánto me lamento desde el primer momento en que te falle. En el cuál supe que te perdería y no podría hacer nada para remediarlo.

Estás triste, devastada y decepcionada. Lo se porque yo estoy igual, o quizás peor.

Eres lo mejor que me puedo haber pasado en la vida, y te agradeceré eternamente las veces que estuviste a mi lado. Las veces que me amaste. Las veces que me soportaste.

Estoy escribiendo esto con lágrimas en los ojos y un profundo dolor en el pecho, soy consciente de que te perdí y que fue mi culpa. Pero te diré algo, si el destino está dispuesto a juntarnos en un futuro, ten por seguro que haré hasta lo imposible por volver a enamorarte.

Por conquistar de nuevo tu alma, tu cuerpo y tu corazón. No descansaré y te rogare día y noche por perdón.

Rogare por tu perdón. Por todas esas noches en las que lloraste. Por todas las lágrimas derramadas y por todos esos momentos que seguramente, quieres dejar atrás.

Por qué te amo y no estoy dispuesto a rendirme.

Te amo Natalie Allen y haré hasta lo imposible por volver a conquistarte..

Jared.

LAS VECES QUE TE AMÉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora