Narra Aries.
Me sentía cansado, adolorido y con unas enormes ganas de matar a Leo.
La muy maldita me había dejado atado aún, y los demás ni siquiera me ayudaron. Está demás decir que todos se encuentran en mi lista roja. Lo sé, el negro es muy cliché. Soy genial perras.
El ruido de una puerta abriéndose me altertó.
-Hola cariño- Me saludó Leo animadamente mientras se asomaba. Me limité a ignorarla. -¿Oh el bebé está enojado? - Hizo un puchero mientras se sentaba en mi regazo.
-¿¡Y tu que crees!? - Respondí mientras rodaba los ojos.
-Ya, sólo fue una broma, además no puedes estar enojado por siempre con esta hermosura- Al decir lo último se señaló. -Vamos Aries... - Comenzó a besar delicadamente mi cuello.
Un suspiro involuntario salió de mis labios. Sabía lo que me hacía eso, la muy maldita estaba jugando, lo sabía.
-Ya.. Leo, desatame- Dije entrecortadamente.
-No...- Me miró cual presa y en un abrir y cerrar de ojos sus labios estaban devorando los mios.
Y como el hombre que soy me rendí ante sus encantos.
Era una pelea por dominar al otro, maldije en voz baja al no poder tocarla mientras ella paseaba sus manos por mi firme estómago y sonreía en el acto.
Está demás decir que me estaba poniendo bien duro...
Al sentirme sonrió. Se levantó y comenzó a bailar sensualmente a mi alrededor.-Y querido mio, ¿ya me perdonaste?- Susurró en mi lóbulo derecho para luego morderlo.
Sólo mordí mi labio inferior y asentí en respuesta. Me era imposible poder articular palabra alguna. Sólo el pensamiento de hacerla mia abarcaba todo.
-Sabía que lo harías, es que es imposible resistirse a mi- Me miró socarronamente y besó las comísuras de mis labios -¡Nos vemos querido! .
-¡Leo! ¡¡No puedes dejarme así!!- Grité pero fue en vano puesto que ella se había ido dejándome atado una vez más. Atado y con un gran bulto en mis pantalones...
Intenté por última vez desatarme y al intentarlo las sogas que mantenían mis muñecas atadas cayeron al piso sin resistencia alguna. Al parecer Leo se había apiadado de mi (nótese el sarcasmo).
Tuve que esperar un buen rato antes de poder salir normalmente.
-Por fin, pensé que no ibas a salir más- Virgo me miró con una ceja alzada.
-Aries, ¿Te sucede algo? Estás rojo y sudando... - La voz de libra hizo que voltee. Si tan sólo supiera que la culpa era solamente de Leo....
-Lo estoy, ...esa chica me las pagará - Susurre para mi mismo lo último.
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Una Loca Aventura Con Los 12 Signos
RandomAcompaña a los signos en esta loca y muy disparatada aventura