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Las primeras tres semanas fueron muy parecido a lo que ya estuvieron haciendo. Todas las noches se encontraban en la cocina y la pasaban riendo juntos, conversando o simplemente se quedaban viéndose durante minutos en silencio, no por algo incómodo, sino porque el simple hecho de estar juntos mirándose ya los hace feliz, Ana lo estuvo molestando durante algunos días con el resultado del partido del domingo después del baile.

-¿Siempre pierdes contra tu primito?-Le preguntó Ana el lunes siguiente cuando se encontraron a la noche.

-Lo hice apropósito-respondió él- para que me dieras mi premio de consolación.

-¿Qué crees? No hay premio de consolación-ella trató de aguantar la risa pero le fue inútil.

-Ya me diste uno anoche...-Dijo caercándose a ella tomándole la cintura.

-Te equivocas, y me dices esto porque no quieres aceptar que perdiste.

-Yo lo acepto, en especial porque "mi premio de segundo lugar" es muy hermoso... Y si lo de anoche cuando estuvimos en la terraza besándonos no fue un premio de consolación me lo tendrías que dar ahora... ¿no?

Generalmente esas palabras eran seguidas de besos o, cuando Ana trataba de escaparse terminaban jugando los dos, y ella nunca le daba ese "Premio de consolación". Obviamente en algún momento tuvo que darle unas buenas caricias para contentar a Lio, ese chico no se da por vencido ni aunque sea por un juego tan tonto y cursi como ese.

-Lio, necesito que hoy vayas a la empresa a ayudarme-dice su padre mientras se levanta de la mesa después de desayunar.

-Si, claro no hay problema.

-Genial, después de la escuela como siempre-Saluda a su hijo y se va.

-Adiós, señor-esa voz causa que una sonrisa cruce por la cara de Lio.

-Nos vemos, Ana.

-Hola, Lio, ¿está Jor...?

-Estamos solos, no hace falta que te resistas a mí-dice en un tono de arrogancia.

-Discúlpame, pero yo puedo resistirme a tí cuando yo quiera-camina hacia él.

-¿Ah, si?

-Si-se cruza de brazos.

Lio sonríe y gracias a la cercanía con que está parada Ana la agarra del brazo y hace que se siente sobre sus piernas.

-¿Te dije que me encanta cuando estás sentada sobre mis piernas?-Murmura con una cálida voz.

-Sé lo que intentas y no funcionará, señor "soy el chico más irresistible y arrogante del planeta"

-Tengo un largo apellido.

-No juegues-le da un golpe en el brazo tratando de reprimir la risa sin mucho éxito.

-Por favor... te encanta cuando juego así, no me lo niegues.

-Está bien, no lo niego-sonríe y apoya sus brazos al rededor del cuello del chico haciendo que queden un poco más cerca.

-Y no me negués que querés besarme...

-Tampoco te lo niego.

-¿No era que podías resistirte a mí cuando quisieras?

-Si-se acerca más-, ¿qué te hace pensar que en este momento quiero resistirme?

-Absolutamente nada.

-Entonces estás en lo correcto...

Ambos se acercan más sintiendo el choque de sus respiraciones y haciendo que el espacio entre sus labios se acorte.

Esto Esta Mal - Liana [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora