I hate you, don't leave me.

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Prefacio:

I hate you, don't leave me cause I love when you kiss me.

I'm in pieces, you complete me. 

***

- ¡Yo te amo Liz! - grito, en medio de la calle, Edward. Dudaba si estuviera borracho. 

- ¿Esto es amor, Edward? - grité enojada - ¡Esto no es amor! ¡Me odias tanto que piensas que me amas! - me acerque a él - Yo lo intente, y tu hiciste que todo se vaya a la mierda, ¡Te púdres en lo que yo siento Edward, te púdres! - el frunció el ceño y me agarro de los hombros.

- ¿Que mierda piensas? ¿Que no te amo? - mire hacia el suelo, sin dar testimonio alguno. Me soltó - te amo más de lo que tu me amas a mi - se alejo - esta bien, ¡Tu aguantaste mi mierda cuando nadie más lo hacía! ¡Tu estuviste ahí cuando nadie más estuvo! - se paso la mano por sus rizos - eres mi vida - susurro. Negue con la cabeza.

- No Edward, las palabras no son sufientes - mire hacia abajo, y salí de la casa de Zayn. Metí mis manos en los bolsillos de mi gabardina. Por primera vez en mucho tiempo, me sentía vacía.

 --

La familia Stone decide mudarse desde un piso en ciudad de Manchester hacía una vieja casa en Holmes Chapel, al verse atravezados por una trágedia ocurrida hace poco tiempo. Lisandra, debe acerse cargo de un hermano menor problemático y un padre depresivo con la ayuda de su hermana, Jennifer.

La familia Styles, eran todo menos armoniosos. El descontrol empezó con... los trillizos. Edward, Marcel y Harry. Eran muy distintos, como aceite, nafta y agua. Bueno, no así, pero casi. Peleas, reconciliaciones, gritos, golpes, nada fuera de lo común en la vida de estos tres. Era monótona, demasiado. Y el más afectado era... Edward.

La vida de Edward cambia cuando rotundamente conoce a Lisandra Stone

Y aquí comienza la historia...

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Mi madre solía decír que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas. 

 - Dejalo salir a raudales - decía -. Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los corazones protegidos, acaban convertidos en piedra.

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- ¿Como amanecieron mis pequeños? - pregunto Anne Cox a sus cuatro hijos. Gemma, Edward, Harold y el más pequeño, Marcel. 

- Estupendo - respondió Marcel sonriente.

- Bien - respondió ahora, Harry, dormido.

- Mal, como siempre que me despiertas a las siete de la mañana - respondio Edward.

- Yo, estupendo como Marcel - respondió de muy buen humor, Gemma. 

- Que va - dijo Harry, al notar la gran energía de su hermana. 

I hate youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora