¡A París!

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Abrí los ojos... La luz me cegaba. Palpé a mi alrededor, estaba cubierta con una manta, el ambiente olía a chocolate pero además identifiqué un perfume familiar, muy familiar.

¡Tía Elisa!- increíblemente estaba de acuerdo con la inconsciente. A pesar que fuera una hipótesis tirada de los pelos, solo Tía Elisa olía así, era su perfume, no había duda.

-Por fin despiertas Kitty Cath, creí que estabas bajo un hechizo. Estaba a punto de decirle a Marco que te despierte con un beso.- No había duda, era ella con su particular sentido del humor.

-Donde esta...- apenas si pude hablar ya que tía Elisa me explicó con lujo de detalles todo o casi todo.

En resumidas cuentas había llegado por un mal presentimiento; el día de mi cumpleaños no pudo viajar por motivos de salud pero el dolor en el pecho fue mucho más fuerte que la alergia que la aquejaba y sin alistar maletas decidió dejar todo para cerciorarse que su "querido Marco y la cumpleañera Kitty Cath" se encontraban a salvo. Al día siguiente se encontraba ya en casa, aunque lo único que halló fueron cenizas; alarmada decidió caminar y caminar y nos halló.

Marco estaba vestido con ropa limpia, James parecía haber recuperado la cordura (quizá y nunca había estado loco) y tía Elisa comía con una pasión desesperante una barra de chocolate.

¿Como podían estar tan "normales"? ¿Acaso era la única a la que no le encajaba la explicación de tía Elisa?

Era un milagro que nos haya encontrado, después de todo nosotros vagamos por días sin un rumbo fijo, pero era muy extraña su precisa aparición. Dijo que no había empacado maletas pero Marco usaba un traje nuevo, además dos grandes sacos estaban repletos de ropa, frascos de vidrio con comida, artículos misteriosos y hasta nuestras colonias; definitivamente ella sabía de nuestra situación, se había "preparado para la guerra". Solo un carruaje pudo haberla transportado por lo que supuse que un poblado se encontraba cerca, ¿Por qué se tardaba tanto en llevarnos a una posada con comida caliente, camas limpias y una buena tina de baño?

-Es hora de partir, por favor no hagáis preguntas. Prometo aclarar todas las dudas que nublan sus corazones, a cambio les pido que procedan según lo que les ordeno. Saben que son lo más valioso que poseo y jamás me perdonaría que atentaran contra su bienestar.- Tía Elisa hablaba con la voz quebrada, aún así sonaba más sincera y decidida que nunca. No era broma, debíamos creer en ella.

(Un carruaje atravesó los poblados rurales de Francia; una dama, un caballero, un joven castaño pelirrojo y una señorita rubia ocupaban los asientos e iban ataviados a la antigua, quizá y eran actores o esa gente rica y excéntrica que no sabe como llamar la atención.)

La magnífica torre Eiffel era símbolo innegable de nuestra ubicación, nada más y nada menos que la gran metrópoli. Era tanta la emoción que apenas la divisé grité: ¡A París!
~se suponía que a ser feliz~

Pequeña CathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora