IV

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               Llegamos al baño del instituto, quedaba 1 minuto para que el reloj de Tracie llegara a 0.

             —Sharon—me mostró su mano—.Está... brillando.

            —¿Duele?—le sujeté su mano entre las mías, negó con la cabeza.

            —Solo... me siento... mareada.

            Comenzó a retroceder hasta que su espalda tocó la pared y se dejó caer.

            —¿Tracie?—no respondió, me agaché en frente de ella—. No me digas que te desmayaste, no ahora.

            De apoco la luz que emanaba de su mano comenzó a expandirse hacia su brazo, hombro, torso, hasta que todo su cuerpo quedó brillando. Retrocedí.

            Cuando la luz dejó de emitirse, Tracie ya no estaba, en su lugar, estaba una chica, de pelo plateado y rasgos finos.

            Le toqué el hombro con curiosidad y un poco de temor. Ésta reaccionó rápidamente abriendo sus ojos y tomando una gran bocanada de aire, como si hubiera revivido.

             —¡Neithel!—gritó levantándose del suelo. Sorprendida, me levanté también.

             Se quedó mirando mi collar por mucho rato, 5 minutos, quizá. Me quedé mirando el suyo también.

¿teníamos el mismo collar?

             —Scott...—susurró mirando fijo a mis ojos—¿Lo conoces?

             Agarré mi collar con la yema de mis dedos, girándolo para dejar ver la parte de atrás. Sí, aun recuerdo haber despertado con un collar, que tenía el nombre de Scott. No tenía idea de quién era, pero al pensar en ese nombre, me daba escalofríos, y un sentimiento agradable.

             —No... no lo sé—negué con la cabeza, confundida.

Sonrió de forma gentil.

            —No te preocupes—sujetó su collar y lo acercó al mío—. Te ayudaré a recordar, princesa.

¿princesa?

             Y juntó su collar con el mío. 

  
   -Recuerdo-


             
               Odiaba el instituto, es como una cárcel, y lo peor es que salí 1 hora después por haber estado en rectoría.

               Nathalie comenzó la pelea, ella insultó a mi madre, ella empezó. Además, no es mi culpa de que su nariz sea tan frágil y se rompiera con un solo golpe.

               Está bien, sí, me pasé. De todos modos, ahora debo ir a ayudar a la bibliotecaria, obviamente, en la biblioteca. No me molestaba, ya que me agrada estar ahí.

                Un grito interrumpió mis pensamientos. Giré mi cabeza hacia el ruido proveniente de un chico.

                Estaba corriendo sin mirar adelante.

                 Hacia mi dirección.

                 Y no se detiene.

                  Mierda.

                  Sentí mi cuerpo impactar contra el suelo. Solté un gemido de dolor.

                  —¿sigues viva?— abrí mis ojos y me encontré con los de él. Muy cerca, demasiado cerca. ¿me iba a bes....

Wyntell © | PAUSADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora