Artículos de calidad para el Quidditch

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Disclaimer: Desde las profundidades siniestras de nuestra mente, hemos creado esta historia uniendo a las familias Potter-Malfoy, desafiando los estándares de la sociedad mágica. Claro, los personajes le pertenecen a J.K. Rowling. Este fic pertenece a la "Celebración Viñetas Variadas" del Scorilyfest de grupo Lily & Scorpius: love like ours never dies en Facebook.    

*º*º*º

Scorpius no podía creer que se encontraba de nuevo en la tierra que lo vio nacer, pero así era. El aire se sentía tan maravilloso en su nariz y pulmones. Miraba todo con melancolía y cariño.

Había llegado el día anterior y en lugar de hospedarse en Malfoy Manor había decidido hacerlo en la casa de sus abuelos maternos. Su padre lo entendía, pero sus otros abuelos no estaban muy contentos. Y él no quería entrar en dilemas, haría lo que creía correcto, ya habría tiendo para limar asperezas.

Caminó con paso relajado por el Callejón Diagon, hasta ahora nadie lo había reconocido o quizás estaba tan cambiado que era difícil hacerlo, pero estaba disfrutando del anonimato.

Se detuvo frente a la tienda de Artículos de calidad para el Quidditch, dónde había comprado su primera escoba, su equipo de mantenimiento, las camisetas de los equipos que seguía y podía ser enumerando todos los recuerdos que tenía ahí.

Observó el último modelo de la Nimbus, quedando hipnotizado. A su lado en el escaparate había un niño pegado al vidrio al igual que otro par de personas.

—Es una pena que no te hayas dedicado al Quidditch, Lilus... esta escoba sería perfecta para ti —comentó Hugo.

«¿Lily?».

El corazón le dio un vuelco total, su cuerpo se puso rígido y no se atrevió a voltear descaradamente, pero si alzó su mirada ahumada para ver por el reflejo del vidrio a las personas que se hallaban ahí y tal fue su suerte, que encontró lo que buscaba.

La boca se le secó y el estómago se le llenó de un cosquilleo conocido como hacía años no le ocurría, incluso las manos le habían comenzado a sudar.

—Peter, condenado niño, me has dado un susto de muerte, te he dicho muchas veces que no te separes de mi... —La madre siguió hablando mientras zarandeaba al pequeño y lo alejaba de la tienda, llevándose consigo al único impedimento que lo separaba de los Weasley.

Lily y Hugo habían seguido aquel regaño sin duda sintiéndose identificados. Cuando la mirada de ella regresaba hacia la tienda se topó con él y las palabras que estaba pronunciando quedaron por la mitad.

Un temblor la sacudió y el frío helado la cubrió mientras su corazón asimilaba la identidad de la persona que tenía al lado.

—¿No te recordó a nuestras...? —Calló también al darse cuenta de la presencia de Scorpius.

Malfoy sintió que una eternidad había pasado entre ellos, mientras sus ojos se buscaban teniendo una plática silenciosa. El cerebro volvió a funcionarle y parecía trabajar a mil por hora, de inmediato buscó recomponerse. No esperaba tener que enfrentarse a ella tan pronto, esto lo tomaba por sorpresa... hubiese preferido tener la situación controlada, pero no era el caso.

—Es curioso que nos encontremos aquí... ha pasado tiempo —Se veía tan diferente, tan hermosa con esos lentes que escondían su mirada esmeralda.

—Joder, pensé que nunca te volveríamos a ver —arremetió Hugo, poniéndose a la defensiva—, pero la vida no funciona así.

—Haz encontrado más confianza, Weasley.

—Casi no te reconozco, Malfoy... pero tal vez sólo necesitabas hablar para saberlo.

Lily escuchaba todo, pero no lograba incorporarse a la conversación. Estaba realmente en shock, lo estaba viendo y aún seguía sin creer que fuese real. Estaba tan cambiado, con la barba crecida —algo que nunca pensó que ocurriría—, pero cuidada en un corte que lo había ver varonil y aún más grande de lo que en verdad era. Sus ojos tenían un brillo distinto al que le había visto la última vez, sus facciones seguían ahí, pero de alguna forma no completamente iguales. Su cuerpo... ¿había crecido aún más?, ¿sus hombros se habían vuelto más anchos? ¿Y estaba bronceado? Este no era el chico delgado que había partido de Londres,

Estaba viendo a un hombre distinto en toda la extensión de la palabra.

—Es mejor que nos vayamos Hugo —comentó Lily interrumpiendo el duelo de palabras, apartó de tajo sus ojos de Scorpius y comenzó a andar, quería poner la mayor distancia posible entre ellos; estaba muy confundida para poder hacer cualquier otra cosa.

—Espera —pidió tomándola del brazo.

—Suéltame. No tienes ningún derecho para hacer esto —respondió agresiva, jalándose.

—Tal vez no, pero una vez lo tuve... puede que no se buena idea mencionarlo y sin embargo en nombre de eso te pido que tengamos una conversación.

—Tienes razón, no debiste traer el pasado de vuelta... eso sólo hace que desee menos hablar contigo y recuerde cuánto te detesto —mencionó con dureza, sacudiéndose su contacto.

—Lily.

—Pierdes tú tiempo, serpiente —declaró Hugo interponiéndose entre los dos, impidiendo que él la siguiera.

—Esto no es algo que te incumba...

—Vuelve al hoyo del que saliste, no quieres que los demás se enteren de esto —escupió antes de seguir los pasos de su prima.

Los hombros de Scorpius se desplomaron, aquel reencuentro había sido terriblemente hostil, aunque podría haber sido peor.

Frustrado, se pasó la mano por los cabellos, deshaciendo su peinado.

*º*º*º

Lily no se detuvo hasta que estuvo en la seguridad de su casa.

—No deberías darle tanta importancia.

—Reaccione mal, ¿y qué? No importa

Hugo la envolvió en un abrazó del que ella intento liberarse, pero él aplicó mayor fuerza. —Aún hay rabia en ti.

—No hay nada, nada.

Él se limitó a asentir, no necesitaba agregarle más sal a la herida y tampoco más fuego a sus demonios.

*º*º*º

* Escrita basándonos en la Tabla 6 y la palabra Artículos de calidad para el Quidditch.

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