Sonrisa

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Disclaimer: Desde las profundidades siniestras de nuestra mente, hemos creado esta historia uniendo a las familias Potter-Malfoy, desafiando los estándares de la sociedad mágica. Claro, los personajes le pertenecen a J.K. Rowling. Este fic pertenece a la "Celebración Viñetas Variadas" del Scorilyfest de grupo Lily & Scorpius: love like ours never dies en Facebook.  

*º*º*º

Casi un año después de que había aceptado la propuesta de matrimonio de Reed se encontraba trabajando en el hospital de El Cairo. Había tomado la oportunidad de viajar a ese lugar espectacular cuando se lo habían ofrecido, sabiendo que no era una casualidad que esa oferta llegase a su vida.

Ahora se estaba quedando con Nique que se hallaba ahí siguiendo la carrera de su padre y era ella, quién le había contado algunas cosas sobre Scorpius. No se había topado con él, pero apenas llevaba unos días ahí, probablemente no pasaría mucho tiempo antes de que ocurriera y ahora sí se sentía preparada para su encuentro.

Scorpius ingresó al hospital acompañando a un par de novatos que habían quedado atrapados en una tumba tras un derrumbe, estaba sumamente molesto, pues ellos no habían seguido sus ordenes creyendo que sabían todo lo que se necesitaba para romper maldiciones.

—Esta sangrando —señaló una enfermera.

Él movió su mano, alejándola. —Mis heridas son menores, atienda a ellos.

—Bien, pero aún así debe recibir un tratamiento —comentó dura.

Lily Luna apareció apresurada junto con otro par de sanadores, habían sido voceados para que fueran a la Sala de emergencias debido a la llegada de varios heridos.

—¿Qué es lo que tenemos? —inquirió pasando sus ojos por las camillas, evaluando la situación.

—Huesos rotos, golpes en la cabeza, algunas reacciones alérgicas por gases... y aquel rompedor de maldiciones que sólo tiene heridas mínimas.

Lily alzó su vista buscando al hombre, topándose con Scorpius Malfoy, por fin después de dos semanas se encontraba con él. Experimentó un subidón de emociones que la dejó anonada por unos segundos y ella que había creído que estaría preparada, al parecer seguía siendo una ingenua.

Scorpius no podía creer lo que veía, ¿acaso era una ilusión producida por los gases que habían inhalado? Caminó hacia ella esperando que desapareciera como un oasis en el desierto, pero no fue así, se volvía más y más real. La recorrió varias veces asimilando lo que estaba ocurriendo y finalmente se detuvo a unos centímetros.

—¿Te casaste? —La pregunta salió de él sin sutilezas, necesitaba quitarse esa maldita duda, porque ninguno de sus amigos ni siquiera su padre hablaba de ella y todo porque él se los había pedido en un arranque de desesperación y él no había tenido el coraje de buscar la información.

—No.

Sus labios se alzaron en una deliciosa sonrisa y sus ojos centellaron recuperando la vida que habían perdido. —Ahora estás en mi territorio, Lils.

Y a pesar de electricidad que la recorría y la inminente atracción que aún chispeaba entre ellos, logró mirarlo ceñuda, manteniendo a raya sus emociones. —No es momento para esto, sígueme, revisaré tus heridas.

—Puedo arreglármelas —respondió con un gesto relajado.

Ella lo fulminó con su mirada, poniendo su cara de pocas pulgas. —Acompáñame, ningún hombre herido que llegue a este hospital se las "arreglara solo", mueve tu trasero o juro que te arrastraré.

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