Me levanté frustrado, parecía que hoy todos querían molestarme.
Me dirigí acompañado del oficial hacia la cabina telefónica. El oficial la abrió con una pequeña llave dorada, entré y tomé el teléfono que colgaba para que la llamada no cese.
—Diga.- atiendo mientras que con un escarbadientes saco los restos de aquella asquerosa carne que comí hace segundos.
—Marcus-menciona mi nombre con un tono de voz, como decirlo, bastante elevado. —El juez me llamó para darme un permiso.
—¿Permiso?
—Es un permiso que tenes para salir mañana al juzgado a declarar como testigo por su muerte.
Ella está nuevamente por mis pensamientos, sin duda alguna, sus recuerdos me atormentan.
—¿E-ella?- balbuce. Con solo nombrarla siento como se me eriza la piel, es loco pensar como soy atrevido e extrovertido al hablar de todos o con otros y no poder nombrarla sin que se me haga un nudo en la garganta.
—Si, ella. Estoy cansado de que cada vez que te hablo de Mía tartamudees o algo por el estilo. Reconócelo Marcus, ella ya no esta con nosotros.
Sentí como las lágrimas amenazaban con salir, presioné el botón para colgar la llamada, pero dejé el teléfono en mi oreja, no quería que me saquen de la cabina, tenía que buscar la manera de ser más fuerte que el resto. Nadie entiende lo que me pasa y lo que yo viví al verla sufrir de esa manera, al ver como la muerte pasaba frente a mis ojos. Nadie, absolutamente nadie tiene el derecho de decirme cómo debo de reaccionar cuando se trata de Mía.
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Lo Psicológico ¿Te mata?
Mistério / SuspensePasaban las horas y mi abogado se quedaba sin excusas, la verdad no entiendo por qué tanto lío por un par de personas menos en el mundo. Primero el Sr. Y Sra. Lunger, después la señorita Coperfil y ahora el oficial Chester. -Su señoría-el abogado...