Tigers' Matters | YAOI | KnB × YoI |

3. The First Impression

Si Yuri creía que vivir con ese par sería algo que podría sobrellevar se equivocó por completo.

Viktor era una real molestia sin duda, pero que lo despertara a las cinco de la mañana porque había una araña en su cuarto era demasiado.

-Díselo al Katsudon -refunfuño acomodándose entre los furtones sin intención de separarse de su cama hasta al menos tres horas más.

-¡Yuuri duerme como un tronco! No pude despertarlo...

Los lloriqueos del mayor siguieron hasta que se levantó y fue a su habitación.

La luz estaba prendida y una araña no muy grande caminaba por la alfombra, por su parte el Katsudon dormía sin importarle que la intensidad de la luz igualaba al sol o que todas sus mantas habían caído al suelo, probablemente por culpa de Viktor y su ataque aracnofobico.

El rubio se acercó al cerdo durmiente y con cuidado coloco su pie bajo el peli negro.

-¡Oi, Katsudon...!

Le daría tres segundos...

3, 2, 1...

Con una fuerza que solo Yuri Plisetsky podría tener recién levantado, pateo el cuerpo del japonés fuera de la cama, cayendo exactamente en la alfombra donde la indefensa araña paseaba.

Yuuri despertó inmediatamente confundido.

-Araña muerta, cerdo despierto. Me voy a dormir.

Con un bostezo el rubio dejo la habitación, mientras el mayor le agradecía.

Esta vez antes de acostarse puso seguro a su puerta y coloco su cabeza sobre la almohada pensando que quizá debería disculparse con el cerdo al despertar.

Solo quizás.

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Cuando vivía en Estados Unidos, Kagami tenía mañanas agitadas cada maldito día.

Si no era Alex llegando de improviso, era Tatsuya molestando con que tenían que ir a algún lado o simplemente a jugar basket.

En Japón no era así, sus mañanas eran tan tranquilas que se sentía fuera de lugar.

Allí fue cuando se dio cuenta lo mucho que extrañaba a su hermano y a Alex pululando a su alrededor como moscas molestas.

Porque realmente no lo encontraba molesto, más bien era divertido y refrescante ver con que le salían esos dos cada nuevo día.

Por ello, cuando escucho el alboroto fuera de su apartamento sintió que había vuelto a Estados Unidos.

Pero solo hasta que vio el uniforme de Seirin colgado en la silla al lado de su escritorio.

Entonces vio el reloj en su mesa de noche que marcaba las nueve y veinte.

Parpadeo un par de veces.

Estaba más que tarde para el instituto y definitivamente no podría mostrar la cara a esa hora por la mañana.

Decidió quedarse un poco más en la cama, pero tenía curiosidad por lo que pasaba afuera, y su curiosidad iba en aumento por los ruidos al otro lado de su pared.

Hasta el momento no había tenido ningún vecino al lado, conocía a los otros dos habitantes en su piso, una pareja de ancianos en el 3D y una pequeña familia en el 3C, pero el 3B al parecer había estado desalojado desde hace mucho tiempo.

Hasta ahora.

En cuanto salió vio a que se debía todo el jaleo.

Un joven de cabellos negros y lentes iba cargando una enorme caja escalera arriba, se veía algo pesada para alguien tan flacucho.

-Yuuri jala más fuerte...

La queja provenía del otro lado donde un hombre de cabello de un inusual color gris empujaba con toda la fuerza que tenía.

No tuvo que pensarlo mucho para ayudar al de cabello negro.

Cuando finalmente lograron dejar en el piso superior la caja el chico le agradeció muy formalmente.

Lo suficiente como para avergonzarlo un poco.

-No... no es nada...

-¡Que dices! ¡Nos salvaste! Thanks!

Quería preguntarles si necesitan más ayuda, pero una caja paso volando delante de él casi rozando su nariz y el logro pararla con sus rápidos reflejos en el ultimo momento.

Y escalera abajo estaba parado un joven rubio que miraba con molestia al peli gris.

En ese momento en particular Kagami no podía decir si es que aquello tendría relevancia tarde o temprano en su vida, pero tal vez no debió agarra aquella caja para empezar, o siquiera andar de curioso.

La curiosidad mato al gato y perteneciendo a la familia de los felinos los tigres también podrían cometer los mismos errores.