La primera declaración

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Durante el periodo en que Gold Roger confesó que el One Piece estaba escondido en algún lugar de la Grand Line, muchos piratas salieron a la mar en busca de aventuras. Entre ellos estaba Monkey D. Luffy que con su infalible instinto consiguió formar una tripulación de excelentes compañeros, tanto por sus habilidades, como por el fuerte lazo de amistad que los une.

Shanks conoció a Luffy en una isla en la que había atracado su barco. El niño le cayó con gracia, decía cosas muy divertidas y eso le agradaba.

Un día, pero, el pequeño robó una fruta del diablo y se la comió, consiguiendo los poderes de la fruta Gomu Gomu.

Estos frutos te conceden unos poderes increíbles, mas la deuda de tales es muy elevada, puesto que la maldición impide, a quienes se la hayan comido, volver a flotar en el agua.

Un día Luffy se vió envuelto en serios problemas y Shanks acudió a su rescate. Una bestia marina pretendía atacar al mocoso, y el pirata fue a protegerlo. Sin embargo, el monstruo le arrancó su brazo izquierdo. Entonces se quedó manco.

Esa historia tan solo la conocían ellos dos, y Luffy aún sientía que por su culpa Shanks perdió su extremidad. Por esa razón se prometió a sí mismo que cumpliría su sueño, costara lo que costara: convertirse en el Rey de los Piratas, en su honor - el de Shanks -, y en el suyo propio.

Esos recuerdos le venían a la mente a Shanks mientras estaba tumbado en una esplanada soleada, con la cabeza apoyada sobre su muñeca, mirando el cielo.

Pensaba en ese niño cuando aún era tan sólo un cachorro esmirriado; y en como había crecido y se enfrentaba según sus ideales contra quienes se atrevieran a obstaculizar su firme paso. Sin importar de quien se tratase, ya sea capitanes de la marina, como marines, como agentes de la ley o temidos piratas.

Eso le hizo sonreír y sentirse relajado. Confiaba en la persona que tomó como discípulo. Estaba seguro de que llegaría tan lejos como se propusiera. Acto seguido, cerró sus ojos y se quedó profundamente dormido.

De pronto el paisaje se hizo borroso. Se acercaba una niebla espesa, húmeda y fría. Se cubría la zona de baho, de un color blanco opaco.

Luego unas manos gruesas agarraban al pirata por los tobillos de sus botas, y lo arrastraron un par de metros.

Éste abrió sus ojos lo más que podían abrirse, en un acto reflejo de sorpresa, y, a su vez, descolocado al despertar tan repentinamente.

- ¡AaaaaaAAAgh! - Hizo un grito en el que ni faltaron los claros indícios de confusión, ni algunos gallos de una voz aún dormida. - ¿Qué pasa? - Lo dijo como si ese movimiento lo hubiese provocado algo, en lugar de alguien.

- Despierta, inútil. - Dijo un hombre con una voz tosca, - se avecina un temporal que arrasará con todo. Tenemos que salir de aquí.

Shanks buscó con sus ojos el rostro de esa persona, aunque éstos se le pegaban aún, del sueño. Mihawk sostenía sus dos piernas cuando el pirata por fin lo identificó.

- Hahahahahaha, - se rió a carcajada limpia. - pero si... ¡Eres tú, Ojitos!

El espadachín se ruborizó al acto y soltó tan rápido como pudo las piernas del pirata, que cayeron al suelo de inmediato. Shanks tampoco se lo esperaba, así que su reacción fue extraña. Contorsionó su cuerpo de una manera muy rara, como si se hubiera roto la espalda en un mal movimiento.

- ¿Me has escuchado, pirata? Levántate, que nos vamos a otro lugar. El viento pronto disipará esta niebla y se hará más fuerte. Debemos refugiarnos.

- Me gustaría que me hubieses despertado de otra manera, pero te agradezco que te preocupes por mí, Ojitos. - como siempre, consiguió darle la vuelta a la tortilla, - Eres adorable.

Ojos Rasgados. Mihawk x Shanks. YAOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora