El primer revolcón

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Ojos de Halcón era un hombre muy reservado, y realmente estaba traspuesto tras las palabras de Shanks, hasta el punto que, directamente no sabía dónde meterse. Y si no lo sabía era porqué realmente Shanks había dado en el clavo, con su comentarios.

Entonces, Mihawk que no lograba sacar el valor para decir, sinó de hacer, se acercó al pirata y lo agarrarlo por el cuello de la camisa, levantando su peso del suelo, hasta que estuvo de pie ante sus ojos:

- ¡Guarda mejor esas palabras que salen de tu boca! - El espadachín puso un tono gruñón impropio, pero sus ojos intentaban demostrarle al hombre que hablaba en serio.

- Bésame, si quieres callarme. - Shanks miraba como una presa, a su depredador, pero con expressión divertida.

- ¡Maldito pirata! ¡Vas a conseguir sacarme de quicio! - Cada vez subía más su tono, mas sus palabras eran menos convincentes.

- Sé como se te pasaría, - seguía con su vacileo, pero con la misma expresión divertida.

- ¡Me las pagarás! - dijo mientras fijaba sus pupilas en las de Shanks.

Entonces sintió que su estomágo le producía una extraña sensación, un incómodo hormigueo, que nunca antes había notado e, intentó repetir lo mismo, sin embargo, su tono enfadado cayó en picado y sus palabras poco convincentes, ahora eran simplemente palabras vacías.

- Me las... pagarás...

Las manos que agarraban con firmeza la camisa del pirata, en ese momento acercaban al hombre hacia su boca, suavemente, y luego lo besó.

Fue un beso intenso, una inesperada fusión entre ambos. Fue más entregado de lo que nadie hubiera esperado.

Los labios de Mihawk se movían con los de Shanks, coordinados a la perfección. Era un beso con todas las letras. Un auténtico intercambio de hormonas alteradas.

Sin embargo, para Ojos, al cual le quedaba grande esa experiencia, de pronto se sintió avergonzado. El hombre, que reaccionó según su orgullo, quiso por lo menos, tomar la iniciativa. Así fue que empujó al pirata hasta la pared, un poco brusco, pero sin despegarse ni un instante de sus labios.

Cuando Shanks tuvo la espalda apoyada en el muro, dejándose llevar, Mihawk puso una de sus manos plana sobre la vertical, a la altura de los ojos del amante, y con su otra mano, levantó el brazo derecho de Shanks - su único brazo, - y se lo llevó hacia arriba, para apretarlo contra la roca y bloquear el movimiento de su extremidad, en un acto forzoso con el propósito de demostrar que él era el que llavaba la voz cantante a partir de ese mismo momento.

Sus torsos se curvaban, sus cuerpos se movían en un baibén disimulado, como si una música sonara en la lejanía, y poco a poco, a los amantes se les aceleraban los latidos del corazón. Ambos estaban cómodos haciendo lo que hacían, y bien a gusto.

Mihawk dejó caer su peso hacia delante, apoyándose sobre el cuerpo de Shanks, mientras se llevaba la mano solitaria de su izquierda hacia abajo, acariciando el costado del hombre con cierta rigidez en sus articulaciones, nervioso.

Bajó su mano hasta la cintura de Shanks. Allí se frenó un instante, comprobando si sus acciones estaban en orden o no, para el pirata. Y entonces, al no haber respuesta negativa, ésta siguió su trayectoria hasta agarrar la nalga del amante, estrechándolo contra él.

Sus partes se rozaron a través de sus pantalones, y la curva en la espalda del espadachín crecía y menguaba según la presión que éste ejercía contra el miembro de su compañero.

Ambos estaban ciertamente encendidos. Un último beso, ya sin lengua, sin nada, simple, fue el que determinó un notorio cambio de rumbo.

Mihawk bajó su mirada para encontrar dónde se abrochaban los pantalones de Shanks, y una vez lo había determinado, procedió a desatarle los botones, uno a uno. Luego hundió su mano en la ranura y acarició los testículos del pirata, mientras que mordisqueaba su cuello.

Ojos Rasgados. Mihawk x Shanks. YAOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora