Triler: https://www.youtube.com/watch?v=nuXsBRlH5JY&feature=youtu.be
2 de julio de 2056, París.
Habían transcurrido 50 años desde la última vez que el teatro de la opera de París vio la luz del día y fue transitado por personas de carne y hueso. Años de puertas cerradas, destrucción, muerte y misterio. Musa de las más increíbles historias de terror en los últimos años en donde el monumento era el protagonista. Protagonista de albergar el espíritu de un ser que, en su momento, llenó de terror las almas que día tras día trabajaban dentro de estas paredes.
Al otro lado de estos muros, se vivía un clima tormentoso y de un frío muy cruel. Aunque no impidió que las personas más ricas de París, atravesaran la tormenta para la gran subasta que se llevaba a cabo el día de hoy. El teatro iba a ser demolido para la construcción de un centro comercial y objetos de gran valor iban a ser vendidos al mejor postor. Coleccionistas, compradores compulsivos o simples curiosos, iban a la pesca de lo que se pudo rescatar del lugar.
Los autos eléctricos no paraban de estacionarse en la puerta y el lugar era cada vez más transitado. Una rampa de metal había sido dispuesta para circular sobre las destrozadas escaleras. Un recibidor improvisado servía para registrar a los compradores y darles su número correspondiente. En el antiguo y famoso auditorio se llevaba a cabo el gran evento. Fue allí hacia donde se dirigió el comprador número 21 lentamente en su silla de ruedas. Con sus 73 años, el cigarro y alcohol habían dañado su salud severamente. Con la ayuda de su sobrino Erik, llegó hasta donde estaban subastando con un poco de atraso ya que esta había comenzado hacía un rato.
Vendedor: ¡Vendido! ¿Su número, señor?
Para cuando se acercaron, acababan de vender un antiguo depósito de zapatos de ballet que remontaba del año 1870, cuando se fundó el teatro.
Vendedor: Gracias. Ahora el lote 663, damas y caballeros. Un cartel promocionando la famosa obra Frozen que fue tributo a Walt Disney hace 50 años.
Muchacho: Aquí la pueden ver.
Vendedor: ¿Tengo 10 francos por ella?
Un silencio se hizo en la sala mientras todos veían el viejo poster de la obra que había causado furor en su momento.
Vendedor: Vamos, señoras y señores. ¿Cinco, entonces? ¡Cinco! ¿Veo siete? ¡Siete!
Los compradores apostaban él lo único que podía ver era el estado lamentable que había llegado el teatro luego de aquel incendio.
Vendedor: ¿Veo ocho? ¡Ocho! ¿No más ofertas? Ocho a la una... ocho a las dos. ¡Vendido! A ocho francos al comprador número 13. Muchas gracias.
El muchacho que había enseñado el cartel, se acercó a una señora que llevaba el número 13 en su mano derecha. Esta le indicó con un gesto que le entregara la pieza al muchacho que estaba detrás de ella. Una mujer bastante elegante y discreta que a pesar del resto de las personas que estaban ahí, llamó la atención del comprador 21 en tanto la vio. Por alguna extraña razón, su rostro le era familiar.
Vendedor: Lote 664 señoras y señores. Una pistola de madera excelentemente diseñada y muy realista, utilizada en muchos de los clásicos que se realizaron. ¿Puedo tener 10 francos para este?
Mientras el vendedor continuaba ofertando, él volvió la mirada hacia la señora que lo había tenido eclipsado hacía unos momentos para notar que lo miraba fijo. Algo en la mirada de esta señora le trajo escalofríos y su sobrino le palmó el hombro para darle seguridad de que pronto saldrían de allí. Vio como el muchacho junto al vendedor le entregaba la pistola de madera a un joven adinerado y prestó atención a la próxima oferta que con escuchar su descripción, hizo que se le erizara la piel mientras su memoria resurgía.
Vendedor: Lote 665 señoras y señores. Una caja musical de pasta de papel con la forma de un órgano de barril y la figura de un mono con un traje persa tocando los platillos. Este artículo fue encontrado en las subterráneas cámaras del teatro y aún se encuentra en correcto funcionamiento.
Muchacho: Aquí lo pueden ver.
El muchacho enseñó la caja musical e hizo sonar su música, que por corta que fuera hizo que el comprador 21 confirmara que eso era lo que estaba buscando. Esa caja era la razón por la cual había ido a la subasta. Le hizo seña a su sobrino Erik, el cual preparó el cartel con el número 21 para apostar.
Vendedor: ¿Puedo comenzar con 15 francos?
Para su sorpresa, la señora del 13 apostó primero y se mostró interesada en el artículo. Le hizo un gesto a Erik con la mano para que apostara más al instante.
Vendedor: ¡Veo 20 de su parte! Gracias señor.
La mano de la señora 13 se elevó, apostando más.
Vendedor: ¿25? ¡Gracias, madame! Estoy vendiendo en 25. ¿Escucho 30?
Incitando a vender a un mejor precio la caja musical, el vendedor sonrió al ver la mano de Erik levantada.
Vendedor: ¡30! ¿Acaso puedo ver 35?
El vendedor miró hacia la señora 13, la cual regresó su mirada hacia el comprador 21 con atención. Esta notó la ansiedad del hombre y con una media sonrisa, negó con la cabeza hacia el vendedor.
Vendedor: Entonces vendido a 30 al señor St. James. ¿Su número, señor?
Erik enseñó el número 21 al vendedor mientras el muchacho le entregaba a Jesse St. James la caja musical. Mientras este observaba con detenimiento lo que acababan de entregarle un pensamiento le surgió al mismo tiempo que, sin notarlo, recibía la mirada atenta de la señora 13.
«Una pieza digna de coleccionistas. Cada detalle exacto como ella dijo. Su revestimiento de terciopelo y partes de plomo. ¿Seguirá sonando cuando el resto de nosotros haya muerto?»
Erik notó a su tío abatido observando la caja y lo animó con un amable apretón en el hombro. Llamando su atención.
Vendedor: Lote 666, señoras y señores. Un candelabro en pedazos. Algunos de ustedes podrán recordar el extraño asunto del fantasma de la ópera. Un misterio que jamás se resolvió.
Todos se giraron para ver algo enorme cubierto por telas en medio de la sala mientras el hombre explicaba.
Vendedor: Les comento, señoras y señores, que este es el mismo candelabro que estuvo en el famoso desastre.
Jesse observó a la señora 13 mirar el candelabro cubierto con diversión y su corazón comenzó a latir rápido como un tambor en su garganta.
Vendedor: Nuestros talleres lo restauraron para que funcione con la nueva energía solar ecológica de nuestros días. Si me permiten decirles, quizás podríamos asustar al fantasma de hace tantos años con un poco de iluminación. ¡Caballeros!
El hombre hizo seña a unos muchachos que quitaron la gran lona que cubría el candelabro y otros más comenzaron a subirlo tirando de cadenas con fuerza. Las luces iluminaron el oscuro teatro y Jesse se sintió como si viajara 50 años hacia atrás. Mientras rememoraba lo sucedido, notó que la luz dejó ver los ojos avellana de la señora 13, reconociéndola al instante.
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Phantom Of The Opera (Faberry Edition)
RomanceEl Teatro de la Opera de París, un edificio lujoso y monumental construido sobre un lago subterráneo entre 1857 y 1874. Los empleados afirman que la ópera está encantada por un fantasma misterioso que provoca muchos accidentes. El fantasma de la ópe...