El Teatro de la Opera de París, un edificio lujoso y monumental construido sobre un lago subterráneo entre 1857 y 1874. Los empleados afirman que la ópera está encantada por un fantasma misterioso que provoca muchos accidentes. El fantasma de la ópe...
Un William asustado recorría los pasillos del teatro, leyendo la portada de los diarios. Todos hablaban de la misteriosa renuncia de Santana del teatro y como se sospechaba de "juegos sucios" ya que por alguna razón, se había esparcido la noticia de la desaparición de Rachel. Aunque William comprendía que era buena publicidad para el teatro, ya que los ojos curiosos querían ir a la presentación solo por saber qué había pasado, se temía que la gente quisiera su dinero de nuevo por el escándalo.
Cuando este entró a su despacho, notó una carta sobre la mesa. Al instante la tomó para leerla, notando que debajo había otra. Decidió leer la que tenía en sus manos primero y le sorprendió que esta no tuviera remitente y estuviera en papel de pergamino.
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Querido William: ¡Qué gala encantadora! ¡Rachel tuvo un gran éxito! Estábamos perdidos cuando Santana se fue. Por el contrario, el coro era fascinante pero el ballet fue un desastre.
Anonadado. No podía creer lo que estaba leyendo. Tomó la otra carta de inmediato para leerla:
Querido William: Solo un breve recordatorio. Mi sueldo no se ha pagado. Envíalo con saludos al fantasma. Posdata, a nadie le gusta un deudor. Así que mejor que se cumplan mis órdenes.
¿Quién se atrevía a mandar esto? Seguro alguien con un cerebro dañado. Pensaba William mientras sostenía la carta. Notó que estaban firmados bajo las inciales "F.O." y se quedó pensando unos segundos quién demonios podría ser hasta que se dio cuenta. El fantasma de la Opera.
Le asombraba el descaro que tenía para pedirle dinero y pensaba el cómo hacer para no tener que enviarle el dinero cuando la puerta se abrió, dejando entrar a un enojado Jesse St. James.
Jesse: ¿Dónde está?
William: ¿Hablas de Santana?
Jesse: Me refiero a la Sta. Berry, ¿Dónde está?
William: ¿Y cómo se supone que voy a saber yo?
Jesse: Quiero una respuesta, William. ¿Por qué usted me envió esta nota?
Le dijo enseñándole un sobre de carta.
William: ¿De qué estás hablando? ¡Por supuesto que no!
Jesse: Espere, ¿ella no está aquí con usted?
William: ¡Por supuesto que no!
Jesse: William, ¿tú no me escribiste esta carta?
William tomó la carta y al abrirla quedó realmente impresionado.
No tema por la Sta. Berry. El ángel de la música la tiene bajo sus alas. No intente verla de nuevo.
